TRES ERAN TRES…
Antonio Esteban González
Recuerdo a mi madre -que cantaba muy mal, lo confieso- en la
mañana recién nacida, mientras barría el comercio que alimentaba a toda la
familia -y a alguna prima que se arrimaba- tararear una canción que, según
ella, no sé, se cantaba en El Páramo: “Tres eran tres / las hijas de Elena/
Tres eran tres / y ninguna era buena”. (Siento no haber recopilado aquellas viejas canciones que
forman parte del acervo cultural y que, tal vez, se habrán perdido).
Al seleccionar la foto para el blog, esta semana he vuelto a
recordar la canción que entonaba mi madre
-desafinadamente, ya digo- casi
todas las mañanas, más que nada porque mamá no era de canciones: “Francisco Alegre y olé”, “Mi jaca” o
“Campanera”, si, pero las escuchaba en la radio Ella solo cantaba -o tarareaba-
“Las hijas de Elena”, que , a lo que parece, eran tres y, por eso,
ahora, hoy, esta semana he recordado la tonadilla y me sirve como pie de página
porque en la foto aparecen tres mozas de Cacabelos y una de ellas se llama
Elena.
En la foto, con sus zapatos de tacón plano, sus vestidos
pudorosos, por debajo de las rodillas, sus rebecas -la palabra “rebeca” procede de una película
en la que la protagonista usaba chaquetas de punto de este estilo- y collares de una sola vuelta.
En esta foto, tres mocitas de Cacabelos velaban sus sueños
vírgenes todavía: Elena, la mujer de Toño, el Pardal”, y Quica la “Calcona” y
Lela, la de Luna, ya fallecidas.
Era, seguramente, un día de fiesta y las tres amigas -porque eran amigas- decidieron pedirle al fotógrafo que por tres perras gordas -menos de un céntimo de euro- las inmortalizase para la posteridad. Y las
inmortalizó. Y ahí están.
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