De pie: sus hermanas María y Francisca con su cuñado Antonio. Sentados: Pedro con sus sobrinos Esther, Julio y Toño. Detrás, su madre Elvira Potes. |
Pedro Peñamil Potes es recordado, por supuesto y
mucho, por su familia; pero ya casi es un
desconocido para muchos cacabelenses y lamentablemente olvidado por las
instituciones.
Pese a su temprana muerte, a los cuarenta y cuatro
años, Pedro vivió con intensidad, provecho y entrega. Sus estudios, sus libros
y su obra social son buena prueba.
Su historia comienza a principios del siglo XX en
Villadecanes, nuestro cercano pueblo. Son años difíciles; la economía del
Bierzo, debilitada principalmente por la crisis de la filoxera, aún no ha comenzado a sentir de los
beneficios de la minería. El matrimonio formado por Manuel Peñamil y Elvira
Potes, forzado por la falta de trabajo remunerado y la muy escasa hacienda
familiar, deciden, como tantos otros bercianos, emigrar a Argentina.
Elvira cruza el Atlántico embarazada y los pocos meses
de su llegada a Buenos Aires nace su hijo, Pedro, quien tiene que compartir
durante la lactancia el pecho de su madre con otros bebés de la alta burguesía
bonaerense. Las dificultades económicas obligan a Elvira a ejercer el oficio de
ama de cría (también llamado ama de leche o nodriza) en la actualidad
prácticamente en desuso en el mundo occidental. Es el año 1907.
-Quizá ya
desde ese momento empieza Pedro a desarrollar la generosidad y la capacidad
para compartir lo propio; me comenta Jesús, uno de sus sobrinos.
Predicando desde el púlpito |
Rotas las expectativas de una nueva y mejor vida,
regresan a España. Dos hermanas se suman a la familia: Francisca y María.
Pedro pasa su niñez en Villadecanes y, como tantos
otros niños de su época, ayuda en las faenas agrícolas y en las tareas
domésticas familiares. Aunque esto motiva su ausencia de la escuela durante
muchos días del curso, su interés y capacidad de aprender están muy vivos en
él. Fascinado por la naturaleza que le rodea, muy pronto aprende a distinguir
las plantas, los animales, los ciclos de la vida…Y, sobre todo, a practicar los
valores de la humildad y la pobreza por encima de los valores materiales.
La alerta dada por un maestro de las altas
capacidades intelectuales de Pedro y las profundas convicciones familiares
conducen al joven a los quince años al Seminario de Astorga sin tener una
formación escolar adecuada. No serán fáciles los primeros meses. Deja la
familia y un entorno, aunque adverso por aquellos años, entrañable para él. En
compensación la capital maragata le ofrece la oportunidad de aprender y
desarrollarse intelectualmente.
Pedro con su cuñado Antonio Rodríguez |
Durante su permanencia en el Seminario avanza con
rapidez en los estudios y desarrolla un carácter crítico y rebelde,
sorprendente para el lugar y para la época. Unos poemas satíricos, que
distribuye entre sus condiscípulos, son la gota que colma el vaso y provocan su
expulsión.
El siguiente destino es el seminario de Cuenca,
donde es muy bien acogido por don Cruz Laplana y Laguna, obispo de aquella
diócesis desde 1921 hasta su fusilamiento en 1936 por milicianos anarquistas. Abandona
la ciudad de las casas colgadas para cruzar por segunda vez el Atlántico. Ahora
el destino será Méjico, donde finalizará los estudios de teología y filosofía,
y donde será ordenado sacerdote.
Cacabelos se convertirá en el lugar de vacaciones,
de nuevas relaciones y nuevos amigos al trasladarse a vivir la familia a
nuestro pueblo. Aquí vivirá días felices con su madre y hermanas. Sus dotes
personales le abrirán las puertas de muchas casas cacabelenses de todas las
condiciones sociales.
Desde su ordenación muestra enorme interés por la
formación de los jóvenes. En Méjico comienza su labor apostólica entre los
jóvenes mostrando un enorme interés por su formación religiosa y educativa. Labor
que continuará en los Círculos de Acción Católica de Hollywood y Los Ángeles al
trasladarse a Estados Unidos.
En esta última ciudad Pedro vivirá los años más
intensos y fecundos de su vida. Pronto será director de Acción Católica de
aquella ciudad californiana y, gracias a su gran capacidad de trabajo, desarrollará
paralelamente la carrera docente como catedrático de Literatura Española en la
Universidad de Loyola y una carrera literaria como escritor.
Continuará...
Pedro, recién ordenado sacerdote, con un grupo de alumnas en Méjico |
No hay comentarios :
Publicar un comentario