Imágenes y recuerdos de Cacabelos (LI)

                                               UN QUINCE DE MAYO, AYER...
                                                                                                                      

                                                                                                                 Antonio-Esteban González

"Por el mes era de Mayo / cuando hace la calor / cuando canta la calandria / y responde el ruiseñor...", permítaseme la pedantería, una vez más, de comenzar este pie de foto recordando un viejo romance de capa y espada  -Romance del Prisionero, creo que se titula-  y, sobre todo, porque la foto que tienen ustedes más arriba es de un quince de Mayo de mil novecientos no sé cuántos. Pero nada mejor que comenzar así para hablar de Isidro, el labrador y de su señora  -de ella, más bien poco- María de la Cabeza. (María no se apellidaba así. Se la llama de esta manera porque su cabeza es sacada en procesión, en rogativas, cuando pasa muchísimo tiempo sin llover) . Sin embargo, Isidro, su esposo, sí tenía apellidos: Merlo y Quintana.
El caso es que María e Isidro se conocieron, se casaron y, como no podía ser por menos, tuvieron un hijo al que bautizaron con el nombre de Illán que, cuando era pequeño, cayó a un pozo y fue milagrosamente salvado por su padre que, se puso a rezar y rezó tanto y tan fervorosamente que el agua del pozo llegó al brocal e Illán fue rescatado. O  sea, un milagro. (Por cierto José Luís de Vilallonga en ALLEGRO BARBARO, una novela menor del escritor balear, pone en boca de un prelado estas palabras sobre los milagros: "El milagro... Tan cerca de la mentira y sin embargo, tan cerca, también, de la verdad más estricta. Un milagro no es más que una mentira cuya parte de verdad no ha de imponerse a nuestros semejantes"). Pero, hablando de milagros : decir que María, pasó, a pie enjuto, el Jarama  huyendo de gentes que decían que era infiel a Isidro y comentar  -eso lo vio Iván de Vargas, el amo de Isidro-  que los ángeles araban mientras él rezaba, porque Isidro era hombre muy rezador y por eso llegó a santo, cosa que no todos pueden  llegar a ser.
Y todo este largo preámbulo viene a cuento para decir que en Cacabelos se celebra  -siempre se celebró-  la fiesta de san Isidro y ahí tienen un milagro: la foto que conservamos del arco florido, a la entrada de la calle Emperador Teodosio.
Puede ser que el carro fuese de Xoque Peña, el carro que usaba para repartir gaseosas y puede ser que la moza que lleva el ronzal del burro sea una de la hijas de Peña. Puede ser. No lo aseguramos. De todas formas, la foto es de ayer y los lectores del blog tienen que usar su imaginación y decirnos quiénes son los que aparecen retratados...