martes, 1 de mayo de 2012

Multitudinaria Feria de la Cruz de Mayo

Zona de las Angustias

Como viene siendo habitual, un año más esta feria del primero de mayo en Cacabelos  sigue siendo una apuesta segura. A pesar de la amenaza continua de lluvia, cacabelenses, vendedores y visitantes, sin dejarse acobardar, invadieron las calles de nuestro pueblo. Durante las horas centrales del día la multitud colapsaba de tal manera la zona ferial que para desplazarse era necesario armarse de paciencia.
Unos en busca del objeto deseado, otros ansiosos por degustar alguna de las muchas viandas ofertadas y otros por el mero hecho de observar recorrían lentamente puestos y establecimientos. Nadie quedaría contrariado en esta agotadora jornada.  Desde un humilde par de calcetines hasta una sofisticada máquina agrícola, todo se podía  encontrar hoy en nuestra villa. Todo era posible en Cacabelos.

 Capítulo aparte se merece el buque insignia de todas nuestras ferias, el pulpo. Pulpeiras de Cacabelos y otras llegadas de nuestra vecina Galicia se apresuraban para poder atender aun público hambriento del  popular cefalópodo. Tampoco es fácil olvidar la gran oferta de frutos secos(las típicas avellanas), garrapiñadas, quesos, panes artesanos, bicas de Trives, churros, empanadas, etc. que a pocos dejaron indiferentes.
Mi tocayo Carlos cortando los rabos
Emiliana controlando el punto de coción

 Emiliana, a la izquierda, es nuestra  pulpeira más veterana. Su fama se extiende por todo el Bierzo.
Carlos, a la derecha,  continúa la práctica familiar y ya domina como nadie los secretos del pulpo.










 
 Ofertas hubo a cinco euros el par; a ocho euros la unidad  el mismo paraguas cuando comenzaba a llover; y nuevamente a cinco euros al finalizar la tarde. Cosas del mercado: la ley de la oferta y la demanda.
El público asaltando los puestos con venta de paraguas. Comenzaba a llover
 
Después de un ligero respiro para comer las calles volvieron a cobrar vida con el bullicio de paseantes y vendedores. Si bien es cierto que ya al anochecer la presencia de público comenzaba a descender, aún se mantenían abiertas muchas de las paradas.
Muchos cacabelenses exiliados aprovecharon este puente de mayo para obsequiarse con unos días por el pueblín. Y aun más provecho sacaron los madrileños que pudieron apurar las vacaciones hasta el día dos.
En la fotografía de abajo tenemos un claro ejemplo de estos últimos. Faltan horas para marchar y pasean alegres por la feria. Todavía les esperaban el pulpo, los pasteles, el café, el chupito de aguardiente y una partidita de julepe.


Exiliados cacabelenses en Madrid.: Santiago y Pepe Pestaña con parte de la familia




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