martes, 16 de octubre de 2018

¿Quién se diviertió más?


Manolo enrollando la cuerda en el diminuto peón



Viendo las fotografías casi seguro que no tendréis dudas en señalar quién se lo pasó mejor: ¿el malabarista o los niños?

Fue empezar a bailar Manolo la pequeña peonza que había llevado escondida en el bolsillo e inmediatamente concentrarse en torno a la mesa los niños que estaban por la zona peatonal a la hora del vermú. Y, estos, más que divertirse parecían asombrados ante el invento. Acostumbrados, claro está, a tanto juego sofisticado, a pantallas plagadas de máquinas y personajes del siglo XXV, no habían reparado en ese juguete que acompañó a nuestra infancia en los soportales de la Plaza cuando llovía y en el jardín del centro cuando el tiempo lo permitía: el peón. Con una cuerda y el peón la tarde se podía hacer interminable.

El peón, la peonza de Manolo, fue la sensación en la mañana del sábado. Un poco más de tiempo y lo vemos llevando tras de sí a todos los niños cual flautista de Hamelín, mejor… de Cacabelos.



Con susto incluido, la peonza se coló en la alcantarilla pero Miguel la "salvó de las aguas"



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