miércoles, 29 de noviembre de 2017

Imágenes y recuerdos de Cacabelos (CCXCIII)





CINCO IGUALES PARA HOY

Por Antonio Esteban González

Mi primo José, hijo de mi tío Primo -juego de palabras, pero verídico-  era ciego, ciego de los de antes de la ONCE. Todas las mañanas su hija -porque, a pesar de su ceguera, Pepe había encontrado esposa-  lo llevaba a la Plaza de la Pícara Justina, en León y lo ayudaba a sentarse en una silla de tijera. Le colocaba los cupones en la chaqueta, sujetos con un imperdible grande y volví a recogerlo a la una y media para comer. Por las tardes, a veces, José, no volvía a su trabajo porque había vendido todo y, si regresaba, con un soniquete monocorde repetía aquello que decían los ciegos: ¡Cinco iguales para hoy…¡ ¡Tengo cinco iguales para hoy…!
El premio al cupón -años cincuenta-  era un premio goloso: ciento veinticinco pesetas, o sea, unos setenta céntimos de euro, hoy.
Esta verdadera historia quizás aparezca en mis MEMORIAS, porque hay muchas más cosas que contar de mi primo José, el ciego, pero eso será, como digo, si es que es, en otro momento y en otras circunstancias.
José no se refería, cuando decía lo de los cinco iguales para hoy a las cinco mozas que aparecen en la fotografía, ya que aunque las conociese no podía ver cómo iban vestidas, iguales, con vestidos de franela blancos y cinturones de charol que era la moda de aquel entonces.
Las chicas se habían vestido de igual manera porque eran amigas, aunque, después, cada una de ellas se iría por caminos distintos en la vida.
Aquí las tienen, hoy, en una foto que rescatamos del álbum de Nice Cela, elegantes, con una elegancia quizás pasada de moda, pero, eso sí, guapas.
Arriba, Tere Garnelo, Tesa Romanones y Nice y, abajo, Marisa Palacios y Marujina, la hija de don Camilo.
Eran cinco iguales para ayer, para hoy y para mañana. Para siempre.

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