martes, 14 de junio de 2016

Imágenes y recuerdos de Cacabelos (CCXXIV)

Foto en la actual avenida de la Constitución


PETRONILA Y TERESA
Por Antonio Esteban González
Ni Teresa era Teresa ni Petronila  era Petronila para las buenas gentes de la villa, que las veían pasear carretera arriba/carretera abajo hasta que el mozo que habría de hacerles batir desacompasadamente sus corazones se acercase. Y, lo que son las cosas: el mozo que hizo latir el corazón de una de ellas, no era cacabelense y, ni siquiera, berciano. Llegó a ella  lejos de nuestras fronteras, pero la vida, a veces tiene estas cosas que uno ignora cuándo comienza a latir con más fuerza el corazón. Y  a pesar de llamarse Petronila, en su caso, que no es un nombre romántico como para decir a una chica: “Petronila, te quiero. ¿Quieres compartir conmigo el resto de nuestras vidas?”  Petronila, naturalmente, dijo que sí ya que ¿qué otra cosa podía decir una moza enamorada al mozo que la rondaba con buenas intenciones?
Tampoco la otra jovencita que pasea del brazo de su amiga y mira con disimulo la cámara del retratista, tuvo problemas a la hora de encontrar compañero, porque, a decir de quienes la conocieron, siempre tuvo mucho gusto para vestir.
Su mozo despachó gasolina en Ponferrada, en un surtidor, lo que le sirvió para preguntarle a una novia si quería compartir ilusiones o lo que fuese, durante el resto de su vida. Y ella, Teresa, naturalmente, dijo que sí.
Y, como decía alguien en un programa de Televisión. “Hasta aquí puedo decir…”. O sea, no digo más. Les toca ahora a los lectores de este cuaderno adivinar quiénes están detrás de los nombres  -nombres verdaderos-  de Teresa y Petronila. Les daré un dato más: una de ellas aún vive entre nosotros; la otra hace algún tiempo que se ha ido de este mundo, pero sus amistades y sus familiares aún la recuerdan. ¿Las recordarán nuestros lectores? Escriban y dígannos quiénes eran.
El ganador o la ganadora se llevará un libro escrito por quien firma estos artículos y si es más de uno/una, hacemos un sorteo. ¿De acuerdo? Pues hasta la semana que viene.

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