martes, 1 de septiembre de 2015

Imágenes y recuerdos de Cacabelos (CLXXIV)



MISA TEMPRANA

Por Antonio Esteban González
 
Ellas venían de misa tempranera No era, no, la misa del alba, aquellas misas entre dos luces, al amanecer con las campanas repicadas a mano y el velo, las mujeres, ocultando o casi el rostro adormilado y con vestidos de manga larga, sin escote. Y medias ya que no podían, las mujeres ir a la iglesia sin medias. Estaba mal visto y el párroco de turno, lo prohibía.

No volvían,  Loles y  Nena, la de Pitareco, de la misa del alba o   misa del amanecer. Venían, sí, de una misa temprana, pero, no, de la del alba. A estas misas acudían los feligreses  -las feligresas-  devotas  -naturalmente-  a rezar, llevando, en la mano, los misales  pesados que, a veces, eran un inconveniente a la hora de mojar los dedos en la pila del agua bendita, mientras bisbiseaban: “Por este agua bendita que tomo en mis manos, sean perdonados mis delitos y pecados”, lo que suponía que uno era pecador empedernido, pero, a pesar de todo, uno  -una-  mojaba dos dedos en la pileta y se santiguaba como era habitual y, eso, seguramente, era lo que habían hecho Loles, la “Cholas” y Nena, la de “Pitareco” quienes, a la salida, se iban a casa a preparar la comida del domingo  -si era domingo-  o a sus labores, como decían los carnés de identidad en los que había que especificar la profesión de la mujer, en un tiempo en que las mujeres casi no tenían profesión. O sea: sus labores o las labores propias de su sexo.

La foto de esta semana puede ser de los años sesenta, a tenor del traje de chaqueta de Loles, entallado. Nena, la de “Pitareco” vestía más sencillamente con calcetines blancos y zapatos sin tacón.
La foto es una foto sencilla   -hecha por Quico, el “Curioso”, de un tiempo ido que, además sirve para recordar a dos vecinas del pueblo y que, además, nos muestra, al fondo, un paisaje que ya no existe.
Recordar es vivir de nuevo lo vivido. Recordemos, pues.

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