Se asoma a mi ventana Pepe Couceiro recordando a Don Dámaso Núñez, párroco de Cacabelos.
DON
DÁMASO (1926-2005)
Dámaso
Núñez Fernández (Don Dámaso) hubiera sido un sacerdote más sino fuera porque en
la niñez de muchos de nosotros se convirtió en uno de nuestros mejores
maestros. Por primera vez en nuestra vida nos enseñó otra realidad además de la
que íbamos descubriendo en el entorno familiar. Gracias a él interiorizamos
algunos de los más importantes valores que regirían posteriormente nuestra
vida.
Don Dámaso en 1987 |
Tanto
a mí como a varias generaciones de “monaguillos” nos mostró una excitante
visión del mundo cuando nos subía a su “vespa” y recorríamos, a la velocidad de
la luz, el trayecto que separaba Cacabelos y Puebla de Trives, su pueblo natal
en la provincia de Ourense.
Al
enseñarnos las reglas de su juego de mesa preferido, el ajedrez, comenzamos
también a desarrollar nuestras mentes. En la espera de cada acto litúrgico o
entre celebración y celebración nos enfrascábamos en la sacristía en
incontables partidas. Cuando jugábamos contra él todos soñábamos con ganarle
porque eso suponía que nuestra autoestima pasaba a un nivel superior y la
liberación de endorfinas hacía el resto.
Su
disposición permanente para intentar resolver los problemas de los demás, no
sólo los del alma, sino los de la vida real, fueron elevando su respeto y
cariño por parte de la comunidad.
Don Dámaso con alumnos des Instituto de Cacabelos en Italia. 1975 |
Es
probable que para los feligreses que lo conocieron su mayor virtud haya sido su
brillante oratoria. Su facilidad de palabra y la “química” que se establecía
con los que le escuchaban era razón suficiente para que recibiera constantes
alabanzas tras finalizar la celebración.
Siempre
que nos encontramos o recordamos a personas que nos han marcado positivamente
experimentamos sensaciones agradables, este tipo de emociones son las que
llegan a mi mente siempre que me llega la imagen de Don Dámaso, al menos para
mí un ser irrepetible. Lo queramos o no nos veremos pronto amigo.
Pepe Couceiro en este cuaderno: Un cacabelense reconocida figura mundial del cultivo del pistacho
Tarde de letras y castañas pasada por agua
Pepe Couceiro presenta su último libro en el MARCA
Pepe Couceiro publica un nuevo libro sobre el cultivo del pistacho
"El cultivo del pistacho" de Pepe Couceiro ya se puede visualizar en internet
Yo también fui uno de esos monaguillos que empezó a salir de Cacabelos en su coche cuando me llevaba a león, o nos íbamos a bañar a Pereje. De la sacristía recuerdo una pequeña biblioteca donde leí por primera vez "El libro de la selva" de Kipling entre otros. Recuerdo la primera vez que le gané al ajedrez tras años de ingenuas burlas, que me sacaban de mis casillas y los partidos de fútbol junto a la casa de doña Nemesia, abuela de Pepe. Yo nunca me olvidaré de todo lo que hizo por mí y espero echar una partida al ajedrez allá donde se encuentre, le va a costar ganarme.
ResponderEliminarSacerdote de mi infancia y juventud, profesor de religión en el instituto.¿Quién no recuerda las anécdotas q nos contaba en clase de su viaje a Israel?.Persona cercana,amable y agradable con todos sin excepción.Siempre q te veía por la calle te saludaba amigablemente.En resumen un buen hombre
ResponderEliminarMuchos recuerdos, tiempo pasado en la sacristía, nos daba las obleas ricas. También siempre prestaba sus libros, en su casa tenía una gran biblioteca y ya siendo mayor recuerdo esos cafés con leche todas las mañana (muy temprano) en el Venecia. Sin olvidar su viaje a Israel y los "miles de autobuses" en el aparcamiento, sí exageraba un poquito.
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