martes, 29 de noviembre de 2011

La misteriosa dama de la casa de los Burgueño

El paso de la Dolorosa y al fondo la casa de los Burgueño

Hoy esta entrada viene acompañada por una fotografía de una de las procesiones de la pasada Semana Santa. No, no es un error. Sé que  estamos en noviembre y aún quedan lejos las fechas de la próxima. Las neuronas van claudicando, pero su escasez no llega a provocar el desaguisado de confundir fechas tan señaladas. Y aclaro también que hoy no celebramos el día de los Inocentes.
 El 25 de junio y el 1 de mayo pasados aparecían en este cuaderno dos entradas recordando el pasado del comercio de los Burgueño. Actualmente los bajos del edificio acogen la cafetería Siglo XIX. Tanto el primero como el segundo piso  están deshabitados  desde hace más de dos décadas al fallecer los dos hermanos, Emilita e Ignacio, sus últimos ocupantes.
El motivo de volver a ser protagonista este singular edificio en este cuaderno es muy especial. A medida que vayáis leyendo, comprenderéis. Mientras escribo, vuelve a recorrer mi cuerpo  el mismo escalofrío que sentí cuando contemplé por primera vez la fotografía y descubrí lo que en ella se ocultaba. Entonces y ahora me pregunto como reaccionaría si hubiese lo hubiese descubierto en directo. Os cuento:
Era viernes de Dolores al filo de la medianoche. La Dolorosa apuraba los últimos instantes de la procesión antes de regresar a la iglesia de la Plaza en aquella gélida noche. Los costaleros iniciaban la última maniobra para introducir en el templo la imagen con el rostro desgarrado por el dolor. El fogonazo de un flash ilumina la escena unas décimas de segundo. La imagen penetra en la iglesia. La procesión ha concluido.
Aparentemente todo ha transcurrido con normalidad y según el programa previsto. Fieles y cofrades aun apuraron algo más la noche para reponerse del esfuerzo y del frío con un café bien calentito en los bares próximos.
¿Todo transcurrió  normalidad? ¿Nadie se percató que una mira indiscreta observaba la escena?
Esa noche seguía con su cámara el discurrir de la procesión un cacabelense, Antonio Martínez, Toño. Descargó en su ordenador las fotografías. Varias veces las fue observando con detenimiento y comprobando las buenas prestaciones que su nuevo flash ofrecía en el exterior. Todo estaba aparentemente correcto y él contento.
Pasan los días y Toño recupera en la  pantalla de su ordenar las imágenes de aquel viernes. Van pasando bajo su atenta mirada una tras o otra  para ir haciendo autocrítica de su trabajo. Siente una especie de chispazo mental cuando tiene ante sí la fotografía que se publica al principio de esta entrada. Casi no puede creer lo que sus ojos ven. ¿Quién está observando desde el primer balcón de la derecha? ¿Una mujer entre el cortinaje? Sí, no hay duda, es una dama, ni muy joven ni anciana. Enlutada. La mirada fija en la Dolorosa. El oscuro cabello recogido en un moño. El rostro pálido y nostálgico. Sentada en escorzo lateral y la cabeza levemente girada observa la escena. Incluso se puede adivinar un esbozo de  una  sonrisa fría y tenebrosa.
Ampliación del balcón con la dama
 
Hace años, como os decía anteriormente, que nadie reside allí. Nadie abre ni ventila las habitaciones. Familiares de los actuales dueños se niegan a subir incluso a pleno día.
¿Quién estaba esa noche contemplando la escena? La dama se siente dueña. Sólo podría ser el espectro de alguno de sus antiguos moradores que, a pesar del tiempo pasado, deambula por pasillos, alcobas, salones y galerías. ¿Pero cuál? Descartado obviamente Ignacio, la duda estaría entre doña Emilita o su madre, doña Rosario. Y entre las dos claramente me decantaría por la última. El peinado y  la indumentaria pertenecen a una mujer de los primeros años del siglo XX. Doña Rosario falleció hace más de cincuenta años, pero bien podría ser ese su aspecto si retrocedemos un siglo atrás.
¿Misterio? ¿Ánimas que buscan el descanso final? ¿Aparecidos añorando su pasado?
Intentad encontrar cada uno la respuesta. Aquí sólo os doy algún indicio. Nada más.

4 comentarios :

  1. Realmente asombroso.
    Discrepo en lo de descartar a Ignacio;todavia recuerdo Psicosis y no seria descabellado un remake cacabelense para animar mas las procesiones.Hay quien oye el chirriar de una mecedora...

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  2. Carlos, esto pone los pelos de punta.Pero no me sorprende, esa señora era muy religiosa tengo entendido.Este año la "ventana" será la protagonista de las procesiones, al tiempo....Aprobecho para felicitarte y darte las gracias por tu blog.

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  3. jeje, voy a quitarle misterio a la cosa. A mí lo que me parece es que es un cuadro que está por delante de la cortina y pensando que fue una tienda de antigüedades y qué estará llena de cuadros, no sería de extrañar.Además, si os fijáis se ve un trocito de cortina rosa por debajo del cuadro, si no ¿cómo se explica ese corte tan raro en la cortina? Se corta, se ve la silueta y se vuelve a ver la cortina.
    Ahora, ¿por qué está por delante de la cortina? pues no lo sé, habrá que preguntárselo a ellos jajajaja.
    Un saludo

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  4. hay que sacar más fotos en condiciones similares y ver si se repite la imagen

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