jueves, 3 de noviembre de 2011

“Eso no se vale”

Restos del magosto-botellón del Día de los Santos

Este título de la entrada era una expresión muy usada en los juegos de nuestra infancia para corregir al compañero que no respetaba las normas establecidas. Las normas de aquellos juegos, desaparecidos ya la mayoría, no estaban escritas en ningún documento, ni las dictaba ningún organismo o federación del juego. Estaban presentes como el derecho consuetudinario que se echa mano de él cuando no existen otras leyes para aplicar a un conflicto.
A estas alturas no creo necesario advertir a nadie de la existencia de unas normas básicas de convivencia, todos las conocemos, aunque otra cosa es cumplirlas.
Estos últimos días hemos vivido una fiesta muy emotiva recordando a nuestros familiares y amigos difuntos. Además de las acostumbradas visitas a los cementerios, también la fecha tiene su lado festivo y gastronómico, el magosto.
Ahora proliferan los magostos a lo largo de toda la geografía nacional; hasta en los lugares donde la castaña debe ser tan exótica como aquí lo es la chirimoya.
En Cacabelos siempre se celebró el magosto tradicional. Grupos de amigos o familiares salían al campo para hacer una hoguera donde asar las castañas y divertirse unas horas con cánticos y bailes. Hoy apenas si quedan grupos que lo celebren así. Es mucho más cómodo reunirse en casas particulares o en restaurantes y similares. También el menú ha crecido. Las castañas han pasado a ser una mera anécdota entre la variedad de productos que se preparan para la celebración.
El magosto más popular, y lo digo por la enorme cantidad de asistentes, fue el organizado por los pensionistas en el Centro Cívico. Tal fue el  número de ellos que hasta tuvieron que guardar cola para entrar en el edificio y ampliar los salones.
Otros, quisieron hacer la fiesta al aire libre y eligieron la zona verde del paseo del río Cúa. Lamentablemente no supieron, no quisieron o ya no pudieron adecentar un poco el lugar cuando la fiesta terminó. No hay disculpas posibles. Muy próximas se encontraban las papeleras y también hubiesen servido para recoger las mismas bolsas que abandonaron.
Este último no es un magosto, es un magosto-botellón y “eso no se vale”.

1 comentario :

  1. siempre que hacia botellon me encargaba de recoger los restos, más que nada por que la imagen vale más que mil palabras.

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