Restos del magosto-botellón del Día de los Santos |
Este título de la entrada era una expresión muy usada
en los juegos de nuestra infancia para corregir al compañero que no respetaba
las normas establecidas. Las normas de aquellos juegos, desaparecidos ya la
mayoría, no estaban escritas en ningún documento, ni las dictaba ningún
organismo o federación del juego. Estaban presentes como el derecho
consuetudinario que se echa mano de él cuando no existen otras leyes para
aplicar a un conflicto.
A estas alturas no creo necesario
advertir a nadie de la existencia de unas normas básicas de convivencia, todos
las conocemos, aunque otra cosa es cumplirlas.
Estos últimos días hemos vivido
una fiesta muy emotiva recordando a nuestros familiares y amigos difuntos.
Además de las acostumbradas visitas a los cementerios, también la fecha tiene
su lado festivo y gastronómico, el magosto.
Ahora proliferan los magostos a
lo largo de toda la geografía nacional; hasta en los lugares donde la castaña
debe ser tan exótica como aquí lo es la chirimoya.
En Cacabelos siempre se celebró
el magosto tradicional. Grupos de amigos o familiares salían al campo para
hacer una hoguera donde asar las castañas y divertirse unas horas con cánticos
y bailes. Hoy apenas si quedan grupos que lo celebren así. Es mucho más cómodo
reunirse en casas particulares o en restaurantes y similares. También el menú
ha crecido. Las castañas han pasado a ser una mera anécdota entre la variedad
de productos que se preparan para la celebración.
El magosto más popular, y lo digo
por la enorme cantidad de asistentes, fue el organizado por los pensionistas en
el Centro Cívico. Tal fue el número de
ellos que hasta tuvieron que guardar cola para entrar en el edificio y ampliar
los salones.
Otros, quisieron hacer la fiesta
al aire libre y eligieron la zona verde del paseo del río Cúa. Lamentablemente
no supieron, no quisieron o ya no pudieron adecentar un poco el lugar cuando la
fiesta terminó. No hay disculpas posibles. Muy próximas se encontraban las
papeleras y también hubiesen servido para recoger las mismas bolsas que
abandonaron.
Este último no es un magosto, es
un magosto-botellón y “eso no se vale”.
siempre que hacia botellon me encargaba de recoger los restos, más que nada por que la imagen vale más que mil palabras.
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