Pablo, te voy a contar…

Pablo Alba Blanco (hijo de Loli y Eladio) falleció repentinamente el 20 de enero de 2014 a los 35 años. Este próximo sábado se celebra a las siete de la tarde  la misa aniversario en la Iglesia Parroquial.

Pablo, te voy a contar:

Hace ahora un año que el dolor de tu repentina y prematura muerte tan solo se vio aliviado en parte por las numerosas, emotivas y sinceras muestras de afecto de tus amigos y compañeros. Supiste sembrar bien tu huella de buena persona entre todos los que te rodearon en vida.

Pero no te creas todas las alabanzas que en aquellos momentos te dedicaron. Como hijo cometiste el peor fallo que se puede  ocasionar a los padres. Ningún padre o madre estamos preparados para ver emprender el viaje final de un hijo y tú lo hiciste con mucha anticipación. La vida no te había dado aún la oportunidad de saborear la paternidad para que entendieras esa ley no escrita, pero que debería ser de obligado cumplimiento para los hijos.

Del enorme dolor que ocasiona tu ausencia en la familia sé que estarás bien enterado; del mismo modo  conocerás también la fuerza que a todos los tuyos imprimen las pequeñas Lucía y Paula, tus sobrinas.

Después de casi un año de tu ausencia, ya ves, yo lo que te quería contar es un asunto más mundano que sé te hará esbozar una sonrisa de aprobación: Este cuaderno, del que fuiste asiduo lector, ha superado el millón de visitas hace apenas dos días. Visitas de un grupo de amigos, como lo fuiste tú, que día tras día se acercan a ojear y hojear sus páginas para asomarse a Cacabelos.

Recordarás cuando charlamos y te expliqué el fin que perseguía haciendo castroventosa. Te decía que solamente pretendía, de forma muy sencilla, informar a los cacabelenses de todo lo que estuviese relacionado con nuestro pueblo. Algunos han intentado, lo sabes, intoxicarlo con sus miserias políticas (de uno y otro bando) y otros, intelectualillos de barra de bar y poco más, han querido denostarlo por no tener el suficiente nivel de calidad que sus mentes prodigiosas exigen. Unos y otros son incapaces de aportar algo positivo y desde luego es mejor que aprovechen su tiempo en otras historias.

Desde que naciste el verdadero Castro Ventosa formó parte de tu vida. En sus faldas estaban tus orígenes  y al pie mismo de sus murallas has recogido muchas veces los frutos de la propiedad familiar que a su sombra conserváis. Este otro Castroventosa desde el que te escribo, va a tener una vida mucho más efímera, sus páginas se van agotando, pero  siguen saliendo con la misma ilusión de informar y entretener como el primer día. Y continuará invitando a asomarse a mi ventana a todos los amigos que lo deseen para disfrutar y, también en ocasiones, para afligirse  con nuestro Cacabelos.

¡Va por ti, amigo!