miércoles, 26 de septiembre de 2012

Imágenes y recuerdos de Cacabelos (XVIII)



                                                          UNA COPLA PARA DULCINIA

                                                                                                            Antonio-Esteban González


 Lo juro. Desde hoy olvidaré las coplas populares. O me alejaré un paso de ellas. Y me alejaré porque mienten. Me explico: las cancioncillas  -las coplas-  recogen en verso asonante experiencias de nuestros mayores  -iba a escribir ancestros, pero, ancestro es palabra pedante, así que no la escribo-  y digo que,  en el caso del matrimonio que aparece en la fotografía, la copla no sirvió para nada.
La tonada a la que aludo se cantaba en noches de ronda, bajo algún balcón o al regreso de un partido de fútbol, lejos de amoríos juveniles y decía: "Los cordones que tu me dabas ni eran de seda ni eran de lana; ni eran de lana ni eran de seda, todos me dicen  que no te quiera. Eres buena moza, sí, cuando por la calle vas. Eres buena moza, sí, pero no te casarás. Pero no te casarás porque me lo han dicho a mí. Eres buena moza, sí, cuando por la calle vas".
(Siempre me he preguntado de qué material estarían confeccionados aquellos cordones que, se suponía, regalaba la novia al novio. Si no eran de lana o de seda ¿serían, quizá, de cuero, un material poco noble para enamorados?. O ¿de plástico?. De plástico, seguramente, no, porque el plástico no se había inventado y, además, ¿por qué diablos una buena moza  -si era buena moza-  no podía casarse con quién le viniese en gana..?Todo esto  -y alguna cosa más-  se preguntaba Manolo Martínez, -el mozo de la fotografía-  hablando consigo mismo, en las largas y lentas noches de enamoramiento-  y, bien sabido es que, cuando uno habla consigo mismo y se responde, es que está enamorado. Y Manolo lo estaba y casó con Dulcinia  -dulce Dulcinia-  que tampoco pudo explicarle de qué material estaban fabricados los cordones, porque ella no le había dado ningún cordón. Se limitó a sonreír melancólicamente, como sonríen las novias enamoradas, cuando la pidió en matrimonio).
Y se casaron y ahí están los dos, en la foto, elegantes, con esa elegancia discreta nacida de la buena educación: Manolo con su traje a rayas verticales  -chaqueta cruzada-  y corbata a juego y Dulcinia con un gracioso vestido de organza. Y, como dice el refrán: "Se casaron y fueron felices y comieron perdices...", cosa que, en este caso, no me parece verosímil porque Manolo era carnicero y, a buen seguro, prefería un buen solomillo a una perdiz escabechada.
(Aquí tendría que escribir aquello de"... y colorín colorado, este cuento se ha acabado.." pero no puedo poner punto final sin una explicación que, a buen seguro, mis lectores agradecerán: Manolo Martínez era más conocido por "el Corino" y Angelines, su hija, es la "Corina": Gelines, "la Corina".Lo que sigo sin saber es lo de los cordones. A ver si alguien me lo explica.

4 comentarios :

  1. Primo, da gusto leerte. Yo no me suelo mezclar con jubilados ni siquiera en Internet, pero pese a tu estado de clase pasiva, escribes muy bien.

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  2. gran historia y preciosa copla, la verdad que es lo que tienen las coplas que más que experiencias en ocasiones parecen relatar acertijos jijijiji

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  3. Gracias por vuestros comentarios. No sé quien puede ser Juan Luis.

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