Algunos lectores de este cuaderno
se preguntaban ayer cuál sería la nueva ubicación de la carnicería el Vasco al
derribarse próximamente la sede actual. Al ver la fotografía que encabeza la
entrada de hoy saldrán de dudas. Estos días los pintores están dando los
últimos retoques al local donde hasta hace poco tiempo hubo una tienda de
comestibles frente a la Iglesia.
También tienen su particular historia los bajos comerciales de
ese edificio. En el mismo chaflán donde
abrirá el Vasco, aunque ocupando mucho menos espacio, existía una peluquería de
caballeros. Alfredo “Gancha”, fallecido el año pasado, me contaba que había
trabajado allí de aprendiz de fígaro en los últimos años cuarenta del
pasado siglo. Posteriormente el local se transformó en tienda de ultramarinos
bajo la batuta de Juan Núñez, Juanín. Creo recordar a Pili, su sobrina y posteriormente dueña del Napi, siendo muy jovencita, llevar las riendas del
negocio con total soltura.A la muerte de Juanín se hizo cargo del negocio su mujer, Maruja, y posteriormente su hija Marita.
A la derecha, bajando ya por la
calle de las Angustias y donde hoy la
boutique de Isa ofrece la última moda femenina, se encontraba la oficina de Correos.
En ella reinaba el mítico cartero Mero
con su monumental talla y el orgullo de haber tenido que devolver en
toda su vida profesional una sola carta por desconocer al destinatario. Bueno,
esta ya sería otra historia. Sigamos.
Subiendo la acera hacia la plaza,
colindando con Juanín, se ofrecía al público una de las tiendas más
emblemáticas de los años cincuenta y sesenta: Mercería Lupe. Como indicaba el rótulo, la dueña era Lupe,
una madrileña muy lista y trabajadora que se había casado con Rutilio, natural
de Villabuena, y juntos se aposentaron en Cacabelos. La Señora Lupe con su desparpajo
y amabilidad atendía a su amplísima clientela con la ayuda de dos o más chicas
empleadas de la tienda. Siempre recordaré a alguna de éstas( sobre todo Luciana) sentada y muy concentrada cogiendo los puntos a las medias con un
extraño punzón que introducían y sacaban rápidamente a través de la media bien estirada y bajo la
iluminación de una fuerte luz. En aquella labor siempre me pareció ver algo mágico. Por su hijo, José Antonio, supe
este verano que Lupe había fallecido en Barcelona unos meses atrás.Fue muy conocida y querida en Cacabelos.
Entre la farmacia y la mercería
estuvo la frutería de Camilo. Cuando se jubiló. su local sirvió para ampliar la
mencionada mercería. También amplió Juanín su comercio cuando Lupe y su familia
cerraron para trasladarse a tierras catalanas.
En la actualidad parte de los
locales presentan un notable estado de abandono y sus antiguos escaparates
sirven de soporte a todo tipo de carteles publicitarios.
Gracias por la aclaracion del traslado, madre mia estas navidades cuando suba vere todo cacabelos muy cambiado
ResponderEliminarJosé Antonio era dos cursos mayor que yo....pero estudiábamos juntos, porque en la Academia había multinivel de clases....siempre lo recordaré recitando, en aquel francés memorístico que aprendíamos, "je parlerai...". Era un buen empollón...
ResponderEliminarUna lástima ese tan bello rincón, con casa blasonada!, en que estado se encuentra...