Cuando escribo estas pocas palabras, imagino que los Reyes Magos están ya recorriendo nuestras calles y depositando regalos en todas las casas de Cacabelos. A última hora de esta lluviosa tarde llegaban Sus Majestades a la Plaza del Ayuntamiento para instalarse dentro del belén viviente y repartir caramelos a todos los niños que les aguardaban ansiosos.
Una vez repuestos del agotador viaje desde Oriente con unos sabrosísimos embutidos bercianos y entonados con unas copitas de tinto mencía de nuestra tierra, iniciaban el reparto de juguetes por las calles más próximas.
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