La Historia de la gente. Origen de una familia de Cacabelos (I)
Castroventosa comienza hoy a publicar la historia de una conocida y apreciada familia cacabelense. Escrita por uno de sus vástagos, Roberto Carballo González, nos permitirá saber desde sus orígenes en el lucense municipio de Palas de Rei a principios del siglo XIX hasta el asentamiento en nuestro pueblo y su trascendencia posterior.
Hace unos pocos años estuvo en auge el grupo de Facebook “Cacabelos. Fotos antiguas”, una iniciativa de Gutis Couceiro. El grupo despertó el interés de los cacabelenses y en él colgamos muchas fotos de nuestros padres, abuelos y otros antepasados, incluso de nosotros cuando éramos jóvenes. Disfrutamos viendo las fotos, descubriendo quienes eran las personas que aparecían en ellas y haciendo toda clase de comentarios.
Entonces, viendo las fotos, me preguntaba cómo sería la vida de aquellas personas en el tiempo en el que fueron tomadas. Se me ocurrió que sería interesante contar la historia de ellas, y no sólo la historia en cuanto a parentescos, sino también relatar cómo vivían, lo que hacían, cómo era el pueblo, etc.
Propuse a la gente del grupo de Facebook que
cada uno contara lo que supiera de sus antepasados, para así poder hacernos una
idea de cómo era nuestro pueblo en el pasado. La idea no cuajó. Nos limitamos a
pequeñas anécdotas de las personas que aparecían
en las fotografías.

Plaza Mayor de Cacabelos finales de la segunda decena del siglo XX
Si nos hubiéramos acostumbrado a narrar lo que conociéramos cada uno del pasado de nuestra familia, podríamos habernos hecho una idea de cómo era la vida en el pueblo en aquellos tiempos.
En los libros de Historia se nos habla de acontecimientos políticos, de gobiernos y reyes, de revoluciones, de guerras, de leyes promulgadas, etc. Pero conocemos poco de cómo vivía la gente corriente. Se sabe más de esto leyendo una novela de la época. Nosotros, escribiendo la historia de nuestras familias, podríamos aproximarnos, aunque sólo fuera un poco, a esa historia de la gente corriente de nuestro pueblo.
Todo esto que os cuento y la costumbre que hubo en mi familia de contar lo del abuelo que vino de Galicia fue lo que me animó a encontrar el lugar y fecha de nacimiento de mis bisabuelos y luego a escribir su historia basándome en los relatos familiares. Animo a la gente de Cacabelos a que haga lo mismo.
Hablar del origen de una familia nos llevaría hasta Adán y Eva, pero, si hablamos de una familia de Cacabelos apodada la de los carretones, basta con ir al interior de Galicia en el siglo XIX.
Ángel García, el primer carretón
El día de Navidad de 1829 nacía Ángel García en Vilar de Donas, una pequeña aldea en el municipio de Palas de Rei en la provincia de Lugo. El barrio donde sus padres tenían la casa se llama Arcovello, justo al lado de la iglesia donde lo bautizaron, San Salvador.
La iglesia pertenecía a un monasterio de la Orden de Santiago. El sacerdote que bautizó a Ángel era de esa orden. Después de las desamortizaciones del siglo XIX el monasterio desapareció, pero la iglesia se mantiene hoy en día como iglesia parroquial de la localidad. Además, como monumento románico, está catalogada dentro del patrimonio histórico de España.
Su infancia
Ángel era hijo de Antonio García y de Josefa Pérez, ésta natural de San Julián del Camino (hoy conocido en gallego como San Xiao do Camiño), pequeño pueblo del también del concejo de Palas de Rei. Antonio y Josefa, además de Ángel, tuvieron por los menos otros dos hijos mayores que él: una niña llamada María Manuela, que murió con cinco años, y un niño nombre José María.
Como tantas familias en la Galicia de aquella época, la de Ángel era una familia de labradores. Es bastante probable, aunque no lo sé con certeza, que su padre fuera un aforado; él trabajaría la tierra que era propiedad de otro, a éste le pagaban con parte de la cosecha que recogían cada temporada. Es posible que esas tierras pertenecieran al monasterio. De todas maneras, aunque los campesinos no tuvieran la propiedad directa del campo, sí tenían lo que se llamaba dominio útil y sus hijos seguían explotando las mismas tierras sin que el señor se las pudiera quitar, siempre que cada año le pagaran la parte de la cosecha estipulada.
Suponiendo que la familia de Ángel García fuera una familia campesina media, esa familia habitaría en un caserío. Uno de los edificios del caserío estaría destinado a vivienda donde en la cocina, con su lareira y su pota y demás utensilios, además de cocinar y comer, los habitantes de la casa hacían su vida social, sobre todo en invierno. No es de extrañar que en el bajo de la misma casa una parte estuviera destinada a establo de ganado vacuno. En esa vivienda no habría mucho más que algunos dormitorios, uno de ellos destinado para el matrimonio de petrucios (el amo y el ama de la casa), algún otro para los abuelos si vivían, para los tíos o tías solteros si estaban todavía en la casa y, es de suponer, que los hijos de un mismo sexo, al menos con una cierta edad, durmieran juntos en una sola habitación. El caserío tendría además una cuadra para los cerdos, un gallinero, un hórreo y algún edificio destinado a guardar el heno, la leña y los aperos. En fin, una casa con todo lo necesario para la vida de una familia de labradores, pero sin ninguna ostentación.
Según gente que ha estudiado la forma de vida de los campesinos de aquella época, una familia media de labradores solía disponer de una superficie para sus cultivos de unas pocas hectáreas, aunque esa superficie estaba muy divida en parcelas, que podían distar unas de otras. La mayor parte estaba destinada al cultivo del centeno, pero también eran importantes los cultivos de nabos y patatas. Además, estaban los productos de la huerta como las berzas y las habas y también los frutales. Disponían de algún prado y del monte comunal para leña. Era frecuente el tener un soto de castaños.
Por término medio cada casa solía disponer de unas cinco o seis cabezas de ganado bovino, entre bueyes, vacas y crías; un pequeño rebaño de ovejas o cabras; algunos cerdos (la carne de la matanza era un alimento destacado) y además las aves de corral.
En
cuanto a las comidas, los derivados del cerdo eran una parte considerable de la
dieta diaria, así como el pan de centeno, pero también las patatas, la leche y
sus derivados, los huevos, los productos de huerta como legumbres y nabos, sin
olvidar la fruta, incluso silvestre; las castañas y otros frutos secos eran
importantes en la dieta. Debido a los problemas de conservación y transporte,
el pescado no era un plato habitual para los campesinos de la Galicia interior,
a no ser las especies de río como las truchas o las anguilas. Carne como la de
pollo o la de carnero se dejaba para comer en las fiestas. Parte de lo que se producía en una granja se
destinaba a la venta en el mercado (aves de corral, hortalizas, huevos,
mantequilla, miel…).
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| Caserío en el barrio de Arcovello. Vilar de Donas |
La vida de los campesinos no era sólo trabajo y mantenimiento de la casa, lo social tenía su importancia y, dentro de esto, hemos de tener en cuenta que la Iglesia tenía en aquellos tiempos mucho poder. A pesar de ese poder de la Iglesia, las creencias y la práctica religiosa de los labradores estaba asociada sólo a su interés, pedían por la salud de los suyos, de sus animales y por una buena cosecha. Tenían fe en santos y vírgenes con fama de milagreiros. Ante la muerte procuraban la confesión y extremaunción del moribundo y después de ella no escatimaban en ofrecer misas por la salvación de su alma. El que la aldea de Ángel estuviera al lado de un monasterio puede haber sido una circunstancia que favoreciera la religiosidad de sus paisanos.
Los
aldeanos tenían muchas maneras de hacer vida social. Ésta se podía dar en
circunstancias cotidianas como la de las mujeres cuando iban a lavar la ropa o
cuando los hombres se reunían para “echar la partida”, o en las fiadas
(reuniones de mujeres para hilar o hacer otras labores de costura y en las que
podían aparecer también mozos), o en las muiñadas (mozos y mozas iban al
molino a que les molieran el grano de sus casas y, mientras esperaban a que el
molinero acabara, ellos se dedicaban a bromear, cantar y bailar y eran una buena ocasión para el cortejo). Además, eran una
buena ocasión para las reuniones las misas de los domingos y no digamos las
fiestas patronales, donde mozos y mozas de toda la comarca aprovechaban el baile
para cortejar. Las ferias, además de para comprar y vender, eran ocasiones para
hacer vida social también a nivel comarcal. A esto hay que añadir las fiestas
de final de cosecha, como el Magosto y también fiestas de carácter
familiar como bodas y bautizos. Incluso los velatorios eran reuniones en las
que, además de honrar al fallecido y dar las condolencias a la familia, había
un convite en el que participaba toda la gente de la vecindad.

Palas de Rei, iglesia de San Tirso
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Con cierta frecuencia, los padres de una aldea se asociaban para pagar a un maestro, una persona un poco más ilustrada que los del lugar, para que enseñara a los niños mayores de las casas (los que iban a heredar) a escribir y leer y las cuatro reglas. A estos maestros se les llamaba maestros de ferrado, pues se les pagaba con esta medida de cereal. Es posible que, aunque Ángel no fuera el mayor de los hermanos, asistiera a esas clases.
El ir a la escuela, al menos de vez en cuando, y el ayudar en la casa no le quitarían a Ángel de entretenerse como siempre se ha visto hacer a los niños de los pueblos: controlar los nidos de los pájaros, armar orcilleras para cazarlos o hacerlo con tirador, controlar la maduración de la fruta para ir a cogerla, bañarse en el río, pescar, jugar a juegos tradicionales, como la billarda o arríncate nabo, o disfrutar en las fiestas patronales, en los Carnavales o el día de los Santos Inocentes, que era un día dedicado a los niños.
(Continuará)




Felicidades por la excelente idea de publicar "la otra historia, la corriente" a través de recuerdos familiares. Magnífica foto de la Plaza de Cacabelos en el siglo xix en la que podemos identificar casas que aún hoy existen
ResponderEliminarY muy interesante la historia. Gracias
Precioso relato! Cuándo continuará? Soy de la cuarta generación de Angel García.Soy argentina hija del nieto de Angel, Juan García que emigró a la Argentina
ResponderEliminarBravo por esa iniciativa amigo Robert! Un abrazo!
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