Portada del libro |
Los incendios forestales de este verano, que han arrasado montes, campos de cultivo, casas y que, incluso, se han cobrado alguna muerte, ponen de manifiesto un problema multisecular, que se agrava como consecuencia del abandono de los pueblos, el cambio climático y los escasos medios que las administraciones dedican a combatirlos. Tales incendios son una plaga, pero no han sido los únicos que a lo largo de la historia han sufrido las gentes de León, que con frecuencia han visto sus pueblos arrasados, sus iglesias y monasterios incendiados, y sus campos y fábricas pasto de las llamas.
El fuego, una de las mayores conquistas del hombre, muestra con demasiada frecuencia la cara horrible de los incendios. La historia de estos está por hacer, ya que son escasas las publicaciones sobre ellos. Con excepción de los dedicados a los incendios forestales, los libros sobre esta temática en España se cuentan con los dedos de una mano. Sin embargo, los incendios han sido con frecuencia un arma de guerra con la que someter al contrario y una terrible desgracia para los que los hombres y mujeres que los sufrieron.
El historiador José A. Balboa de Paz |
José A. Balboa de Paz, historiador cacabelense autor de una veintena de libros y un centenar de artículos de investigación, acaba de publicar un nuevo libro sobre tal temática: Arde León, los incendios en su historia, editado por Eolas. A través de sus 666 páginas cuenta la historia de los ocurridos en nuestra provincia a lo largo de su historia: incendios como consecuencia de guerras de conquista y enfrentamientos civiles, y los incendios domésticos ocasionados por azar o negligencia, los cuales han causado muertes y destruido pueblos, su patrimonio, industrias y montes.
En el libro se estudian más de trescientos incendios, de los que aproximadamente doscientos fueron de pueblos, unas veces como consecuencia de guerras de conquista (invasiones musulmana y francesa) y enfrentamientos cainitas (casos de Sahagún, Valderas, Cacabelos, Gordoncillo, Guerra Civil), otras por azar o negligencia debido a las peculiaridades del tipo de poblamiento y vivienda de nuestra provincia. El resto se refiere a los provocados o casuales que afectaron a monasterios e iglesias, castillos y palacios, archivos y documentos.
El libro se inicia con un capítulo en que se analizan las causas de los incendios y de su propagación, y termina con otro en que se estudia la lucha contra el fuego: las traídas de aguas, las ayudas a los afectados, creación en el siglo XIX de las compañías de seguros y, en relación con la Sociedad de Seguros Mutuos de Incendios de Casas de León, la creación del primer cuerpo de bomberos en la capital en 1833, que sería municipalizado en 1920, así como en los años cuarenta del siglo XX los bomberos de Ponferrada y otros lugares.
Por último, Arde León no solo es un libro sobre los incendios de la provincia, es también una historia de León a través de los incendios, ya que cada uno de sus capítulos se enmarca en las coordenadas históricas que permiten comprender tales sucesos. No es por tanto una simple sucesión de hechos luctuosos, mejor o peor documentados, sino una profunda reflexión de por qué ocurrieron. En ese sentido, el libro trasciende la propia historia provincial, pues da algunas claves para entender, desde la perspectiva de tales sucesos, la propia historia de España.
Arde León, los incendios en su historia
José A. Balboa de Paz
Editorial Eolas, 666 p., 27 euros
Entrevista al autor en LA NUEVA CRÓNICA
«Muchos pueblos quemaron sus montes como represalia»
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