QUILÓS SIGUE VIVO EN LAS FOTOS
Por Antonio Esteban
Lo confieso, como confieso otras muchas cosas de las que me arrepiento. Lo confieso: nunca tuve la oportunidad de rondar mozas en Quilós. Y ¡bien guapas que las había…! y que las hay, pero ahora es tarde. Confieso también que uno era más bien tímido y únicamente se atrevía en Toral, en Magaz, que yo recuerde y por correspondencia con niñas que solicitaban cartearse con alguien. Daban sus nombres y sus direcciones en un periódico llamado “España”, que se editaba en Tánger, diario que yo había conocido en Ceuta, pero, insisto, nunca rondé en Quilós donde, por aquel entonces ,crecían -me doy cuenta por esta fotografía- bellas mozas que ya apuntaban como hermosas mujercitas. Quilós, por aquel entonces, para mí era el lúpulo, el tabaco y poco más. O era santo Tirso bendito del que decían que había nacido en la Pedregueira, que tenía ojos de cristal y la pichiña de madeira… Sabíamos de santo Tirso, pero no íbamos de ronda y eso es lo que hemos perdido muchos como yo: conocer a mozas como Marisol -nombre bonito -Elsa -más bonito- o Paca o Adela que son las jóvenes de la fotografía. Alguna ya no está entre nosotros y nos miran, pienso, sonrientes desde alguna lejana estrella y las que están ya han encontrado acomodo con otros mozos afortunados..
Aquí, hoy, les dejo una foto antigua y hermosa que nos hace regresar a otros tiempos en los que este escribidor pensaba en otras cosas. Solo añado que Quilós existe y sigue vivo y aunque ya no crece el lúpulo y apenas hay tabaco, existe el vino de José Manuel Peral, digno de dioses y, seguramente hay mozas tan atractivas como las de la foto. Así que hay que ir a Quilós porque Quilós existe.
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