La semana pasada pudimos disfrutar una vez más, y gracias a TVE, de la magnífica película “El apartamento”(1960) de Billy Wilder. Considerada por la mayoría de los críticos como el mejor film del gran director de origen polaco. Está interpretada por Jack Lemmon y Shirley Maclaine. C.C.Baxter(Jack Lemmon) es un anónimo empleado de una compañía de seguros. Vive solo en un apartamento que presta de vez en cuando a sus superiores para sus aventuras amorosas. Así, piensa, conseguirá el favor de aquéllos y podrá medrar en su oficina. Sobrelleva pacientemente los problemas que esta situación le origina hasta que se enamora de una ascensorista de la misma empresa, Miss Kubelik(Shirley Maclaine), amante de su jefe.
A la vez que gocé por quinta o sexta vez de la película, recordé el libro que escribió Shirley Maclaine contando sus experiencias por el Camino Francés a Santiago durante el verano de 1994: “El Camino. Un viaje espiritual”. Durante treinta días peregrina de forma anónima desde Roncesvalles a Santiago de Compostela. Como es natural para los que siguen este itinerario, pasa por Cacabelos y relata sus cuitas en nuestro pueblo:
“En Cacabelos paré en una pequeña tienda. El dueño salió y me ofreció vino y comida. Cogí unas pocas cerezas. Luego, se ofreció a enviar cualquier cosa que me pareciera demasiado pesada. Le entregué algunas ropas y mis preciados rollos de película. Le pagué y le di una contribución para la iglesia del pueblo. Le di las gracias, pensando cuán dulce pueden ser los pueblerinos con los peregrinos… Nunca recibí ni la ropa ni los rollos de película. Pero, ¿qué película podría hacer justicia con lo que yo había visto en realidad?
Comencé mi ascensión hacia las montañas a través de Villafranca del Bierzo. Dicen que si un peregrino logra llegar hasta Villafranca, es absuelto de todos sus pecados. Me preguntaba si eso incluía 15 millones de años de vidas.
Media hora después, tenía diarrea gracias a las cerezas. Me paré y me bajé los pantalones y me agaché. Un hombre alto y delgado apareció de entre los árboles. Quería un autógrafo. Intenté ahuyentarlo, pero él, ignorando lo que yo hacía, quería hablar. Al final tuvo la deferencia de dejarme. Los famosos son privilegiados por no tener privacidad.”
Recordaréis la entrada que publiqué el pasado día diez, donde insertaba un texto de “La Biblia en España” de George Borrow. De la misma forma que Don Jorgito "el Inglés” no pudo llevarse un buen recuerdo de Cacabelos, creo que tampoco se lo llevaría Shirley Maclaine. Por una parte el parroquiano se queda con el dinero y no le envía ni ropa ni carretes de fotografías(imagino que menos aún entregaría el donativo); y por otra, ya podéis comprobar el resultado de las cerezas regaladas.
tipical spanish jijijijiji dejamos huella en el mundo.
ResponderEliminarINCREIBLE,lo que se puede llegar a saber de nuestro ilustre....
ResponderEliminarMis experiencias en Cacabelos como peregrino en el año 2003, creo, eran buenas. Nadie nos robó ropa ni rollos de película. Debe ser que la tentación es más grande cuando son de Shirley Maclain.
ResponderEliminarUn saludo desde Ponferrada, Roland