TINO, EL “CASTILLO”
Por Antonio Esteban
Tino era “regular”. No quiere esto decir que Tino no
fuese ni bueno ni malo. Supongo que sería bueno cuando le correspondiese ser
bueno y malo cuando le correspondiese ser malo, que no era en muchas ocasiones
porque Tino era “Castilllo” y los “Castillo” son buenas personas. Quiero decir
que Tino era “regular y pertenecía a los
“regulares” de Melilla -o de Ceuta, no
sé- y sabía lucir con gallardía las
prendas militares. Tino era también de
los que cuando llegaban a la península, de permiso contaban el chiste que se
contaba por tierras de África: “Los buenos van al cielo; los malos al infierno
y los regulares a Ceuta o a Melilla, según” y sus amigos, los que no
conocían el chiste, se lo reían que,
para eso eran sus amigos. Después, claro, Tino dejó la vida militar y se
incorporó a la vida civil. De los tiempos de Ceuta -o de Melilla- quedó esta foto y el recuerdo del monte Hacho
o del monte Gurugú y el campamento de
Lomalarga en donde se cantaba aquello que decía: “·Si me quieres
escribir / ya sabes mi paradero / campamento Lomalarga / sin tabaco y sin
dinero //. Y también le quedó el sabor al té y el recuerdo de la mirada
triste de una morita guapa a la que
nunca pudo decirle nada porque Tino no hablaba árabe. Así son las cosas
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