Una cuadrilla de trabajadores del Ayuntamiento se
encargó los días pasados de desbrozar la muralla y las cunetas del Castro
Ventosa. Una labor que ya era muy necesaria. Las hierbas y las zarzas habían
invadido gran parte de nuestro más importante yacimiento arqueológico.
Aunque no se trata de una limpieza profunda de los
muros-eso deben hacerlo personas especializadas-, ahora se puede contemplar los
restos de la muralla y andar con más comodidad por la zona. La pena es que la
limpieza sólo se ha realizado en la parte correspondiente a Cacabelos; el
resto, que pertenece a Villafranca, tendrá que hacerlo ese ayuntamiento vecino.
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