David acompañado por la alcaldesa en el balcón del ayuntamiento |
Repicaban las campanas de la iglesia parroquial revelando la Resurrección de Cristo y atronaban las bombas de gran palenque anunciando el comienzo de la Fiesta de Pascua 2023. La alcaldesa de Cacabelos, Irene González, saludaba desde el balcón del ayuntamiento al público que se agolpaba en la Plaza Mayor. Animaba a disfrutar a cacabelenses y visitantes de estas jornadas festivas que a punto estaban de comenzar una vez David Díaz concluyese el pregón.
El cacabelense David Díaz es doctor en Biología, profesor e investigador de la Universidad de Salamanca.
El pregón de la Pascua 2023 estuvo marcado por la nostalgia, el sentido del humor del autor y el amor a Cacabelos que conlleva sentir morriña cuando se está ausente del pueblo. Recordaba los versos de la poeta argentina María Elena Walsh para explicarlo mejor:
Porque me duele si me quedo
pero me muero si me voy
Y como esa nostalgia desde la lejanía a pesar de tenerlo casi todo al lado: mujer, hijo, trabajo…se incrementa con el paso del tiempo: pero faltan el resto de la familia y amigos. Es cierto que cuando uno se va con 17 o 18 años, la novedad y el deseo de libertad son muy estimulantes y parece que no se quiera volver… de hecho, por tiempo vivido en un lugar, ya soy más salmantino que cacabelense. Pero la edad ya va dando cierta perspectiva, y como dijeron las personas más sabias que conozco, mis padres, “con el tiempo, todo el mundo vuelve a sus orígenes”. ¡Cuánta razón! De hecho, desde antes de que naciese Pablo su hijo- ya le estaba buscando una pandilla de amiguetes para que nunca le costase venir a Cacabelos y mantuviese sus raíces, decía David desde el balcón de la Casa Consistorial.
Irene González, alcaldesa de Cacabelos, presentando al pregonero
Destacó el papel de las madres en esa separación espacial cuando el hijo se va y tienen que afrontar su marcha del hogar. Y echó mano de referencias cinéfilas –Almodóvar en Dolor y Gloria y Del Revés de Pete Docter para abundar en los sentimientos melancólicos, nostálgicos… o, como se dice por aquí, con mayor o menor acierto semántico: morriña, añadía.
Aludiendo a sus tiempos infantiles recordó los caballitos como lo más esencial de la fiesta, aunque en tono de humor se refería a los actuales con la pregunta y exclamación: ¿Han visto el precio de esas cosas, oigan? ¡Qué dolor para la cartera!
Animaba al alterne estos días con la típica limonada por los muchos bares que hoy tenemos, al uso del gimnasio para mantenerse en forma tras los excesos de estos días, a la vez que recordaba sin añoranza el clásico partido de solteros contra casados tan típico de estas fiestas.
Finalizaba como empezaba citando la pareja de antónimos que venía acompañando al pregón y aconsejaba elegir la primera para finalmente dar “la orden” de empezar las fiestas:
¡¡MUCHÍSIMAS GRACIAS DE NUEVO Y VIVA CACABELOS Y SUS GENTES!! ¡LES QUIERO!
Numeroso público se acercó a la Plaza Mayor para escuchar a David Reincidentes ofrecieron un concierto después del pregón
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