DON CAMILO Y DOÑA MARÍA
Por Antonio Esteban
Si el viajero sale de Galicia lleno de la dulzura de esa tierra, encuentra, al bajar el Puerto de Piedrafita, la inmensa vega del Bierzo Bajo y quizá recuerde aquel refrán que dice: “El Bierzo es la huerta y Galicia la puerta” y si el viajero es curioso y sigue caminando, tras el Bierzo Bajo, encuentra, ya menos verde el Bierzo Alto y, más adelante, la Maragatería, tierra de hombres que siempre abrieron caminos. Llevaban y traían. Traían lo que les hacía falta y llevaban aquellos que sobraba o que querían vender y, ya, más allá de los maragatos, el Páramo con su villa más importante, La Bañeza, la antigua Bedunia. A este escribidor el Páramo siempre le ha parecido una tierra de soles duros y recuerda el río Tuerto y los humedales en donde croaban las ranas que, luego en el bar “El túnel” preparaban sabrosas. Y recuerda, también, junto a sus primos las tardes largas y lentas, casi sin fin, de aquel Páramo en donde había nacido su madre. De allí, del Páramo, un buen día llegó al Bierzo don Camilo y con él su esposa doña María y, naturalmente, sus hijos, Camilín que casó con Maruja, Marujina, que lo hizo con Ezequiel Marcos, Toñines, Gonzalito y Aurorita. Los hombres siguieron los pasos de su padre y rápidamente hicieron carrera en el Banco mientras doña María cuidaba del hogar. Una familia feliz. Don Camilo -siempre fue don Camillo, el del “Banco”- encontró en el Bierzo un lugar perfecto para vivir y así, aquí entre nosotros, hizo amigos. No digo que olvidara el Páramo, su Páramo,. No lo olvidó, pero amó la tierra que le dio trabajo y alegrías.
Ahí los tienen, Esta foto los recuerda en sus -quizás- mejores tiempos. El parece un clásico actor de cine y ella, a su lado, la mujer que lo amaba. Sirva la foto para recordarlos ya que, como muchos otros, sin ser de aquí, fueron gentes que también hicieron de Cacabelos su hogar. Los recordamos.
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