Desde las primeras horas de la tarde la Plaza Mayor se fue llenando de abuelos y padres acompañando a los más pequeños de la casa para recibir a los Reyes Magos de Oriente. La expectación no dejó de crecer hasta la ansiada aparición de los distinguidos personajes. Ante su presencia, con los ojos iluminados por la ilusión y la magia, estalló la alegría de todos. Los Embajadores Orientales se las vieron y desearon para llegar hasta el portal del belén y ofrecer al Niño Jesús el oro, la mirra y el incienso. Todos los anhelantes pequeños trataban de acercarse a ellos y tocar las nobles y suntuosas capas. Posteriormente lograron sentarse los tres monarcas en sendos tronos; comenzaron a ofrecer a cada niño un puñado de caramelos y a escuchar las múltiples peticiones de juguetes que inocentemente les han ido solicitando.
Con la llegada de la noche los niños fueron regresando a sus casas para dar lustre a sus zapatos y a colocarlos al lado de una ventana. Sus Majestades iniciaron el gigantesco trabajo de ir dejando casa por casa los regalos solicitados.
El primer regalo se lo dejarán al Sr. Alcalde: el lunes próximo podría volver la electricidad a los edificios "castigados" por Fenosa.
El primer regalo se lo dejarán al Sr. Alcalde: el lunes próximo podría volver la electricidad a los edificios "castigados" por Fenosa.
¡SSSSSSSS! La noche mágica comienza...
que buena la cabalgata Carlos, sin duda una alegría festejar asi la entrada de reyes
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