martes, 12 de junio de 2012

Nostalgia de Cacabelos

El cerezo de la nostalgia

Afirman con chulería los de Bilbao que ellos nacen donde les da la gana. Pueden nacer en Tegucigalpa, Pyongyang o en Bollullos del Condado, pero seguirán declarando recalcictrantes que son de Bilbao.
Los de Cacabelos nacen donde tienen que nacer, en Cacabelos. Otra cuestión es considerar también cacabelenses a quienes han decidido aposentar sus reales en la villa o a quienes han quedado prendados de nuestra localidad y presumen de ella como los mismos nativos.
A la hora de elegir donde vivir, muchos cacabelenses, por unas u otras circunstancias, están desperdigados por todo el mundo. Y no se trata de una frase hecha, no. Desde que este cuaderno inició sus primeros pasos hasta hoy, puedo confirmar centenares de entradas desde todos los continentes; miento, desde todos no, desde Australia aún no he controlado ninguna. Nunca imaginé a tantos y en tantos lugares.
Quienes hemos tenido que vivir lejos de nuestro pueblo, sabemos muy bien el significado de la palabra morriña. Morriña a causa de la lejanía de nuestra familia, de los amigos, de las gentes, de las calles, de las fiestas, de las costumbres, de las comidas...
 
Chebaa(Líbano) lugar donde José Manuel encontró el cerezo
José Manuel García es uno de esos cacabelenses que por razones profesionales ha tenido que residir desde hace ya treinta años lejos de su tierra. Actualmente se encuentra en el Líbano. formando parte del contingente de cascos azules con que España contribuye a UNIFI. Es amigo y lector asiduo de este cuaderno que de alguna manera le acerca su patria chica a la pantalla del ordenador.
Como otros muchos de nuestros paisanos, desde San Isidro mantiene 
la imagen de los cerezos rebosantes de fruta con toda la gama de rojos en sus ramas. Ya en su infancia comenzó a ver  pasar los meses de mayo y junio con un telón de fondo coloreado por las cerezas y a saborearlas con placer. No me cabe duda que imagina a su madre, Ermitas, apañando la fruta que no será posible enviar tan lejos.
A veces los milagros se producen. José Manuel, recorriendo hace pocos días una franja cercana a la frontera con Israel, descubrió lo que en un principio se negaba a creer fuese cierto: un cerezo. ¡Un cerezo! en una zona a 1.300 metros de altitud y a 4.000 km. de Cacabelos.
 
Habría  que ponerse un su lugar para entender todos los sentimientos que en aquel momento  se agolparon en la mente de José Manuel. Y seguro que le supieron a gloria, aunque él afirma textualmente: “las cerezas no tienen el sabor de las nuestras”.
Quizá, amigo, aún llegues a tiempo para probar alguna despistada en el árbol o las de ruidero, que se mantienen más tiempo.
P.D. Las fotografías son originales que José nos ha mandado.












1 comentario :

  1. Qué emoción volver a ver las fotos de José Manuel desde Líbano! Y qué bonito que le hayas dedicado un espacio en este blog. Cacabelos se lleva en la sangre, José Manuel es una buena prueba de ello.
    Muchas gracias, Carlos y un abrazo

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