El cerezo de la nostalgia |
Afirman con chulería
los de Bilbao que ellos nacen donde les da la gana. Pueden nacer en
Tegucigalpa, Pyongyang o en Bollullos del Condado, pero seguirán declarando
recalcictrantes que son de Bilbao.
Los de Cacabelos nacen donde tienen que nacer, en Cacabelos.
Otra cuestión es considerar también cacabelenses a quienes han decidido
aposentar sus reales en la villa o a quienes han quedado prendados de nuestra
localidad y presumen de ella como los mismos nativos.
A la hora de elegir donde vivir, muchos cacabelenses, por
unas u otras circunstancias, están desperdigados por todo el mundo. Y no se
trata de una frase hecha, no. Desde que este cuaderno inició sus primeros pasos
hasta hoy, puedo confirmar centenares de entradas desde todos los continentes;
miento, desde todos no, desde Australia aún no he controlado ninguna. Nunca imaginé a tantos y en tantos lugares.
Quienes hemos tenido que vivir lejos de nuestro pueblo,
sabemos muy bien el significado de la palabra morriña. Morriña a causa de la
lejanía de nuestra familia, de los amigos, de las gentes, de las calles, de las
fiestas, de las costumbres, de las comidas...
Chebaa(Líbano) lugar donde José Manuel encontró el cerezo |
José Manuel García es uno de esos cacabelenses que por
razones profesionales ha tenido que residir desde hace ya treinta años lejos
de su tierra. Actualmente se encuentra en el Líbano. formando parte del contingente de cascos azules con que España
contribuye a UNIFI.
Es amigo y lector asiduo de este cuaderno que de alguna manera le acerca su
patria chica a la pantalla del ordenador.
Como otros muchos de nuestros paisanos, desde San Isidro
mantiene
la imagen de los cerezos rebosantes de fruta con toda la gama de rojos
en sus ramas. Ya en su infancia comenzó a ver
pasar los meses de mayo y junio con un telón de fondo coloreado por las
cerezas y a saborearlas con placer. No me cabe duda que imagina a su madre,
Ermitas, apañando la fruta que no será posible enviar tan lejos.
A veces los milagros se producen. José Manuel, recorriendo
hace pocos días una franja cercana a la frontera con Israel, descubrió lo que
en un principio se negaba a creer fuese cierto: un cerezo. ¡Un cerezo!
en una zona a 1.300 metros de altitud y a 4.000 km. de Cacabelos.
Habría que ponerse un su lugar para entender todos los
sentimientos que en aquel momento se agolparon en la mente de José Manuel. Y
seguro que le supieron a gloria, aunque él afirma textualmente: “las cerezas
no tienen el sabor de las nuestras”.
Quizá, amigo, aún llegues a tiempo para probar alguna
despistada en el árbol o las de ruidero, que se mantienen más tiempo.
P.D. Las fotografías son originales que José nos ha mandado.
Qué emoción volver a ver las fotos de José Manuel desde Líbano! Y qué bonito que le hayas dedicado un espacio en este blog. Cacabelos se lleva en la sangre, José Manuel es una buena prueba de ello.
ResponderEliminarMuchas gracias, Carlos y un abrazo