El Alcalde y la Directora del MARCA con los hijos del homenajeado |
En la mañana de hoy recibió un homenaje el que fuera fundador
de la antigua bodega ROFEMAR y también divulgador de los vinos del Bierzo.
El acto se celebró en el MARCA (Museo Arqueológico de
Cacabelos) edificio que albergó la citada bodega hasta principios de los años
sesenta del siglo pasado. Contó con la presencia de los hijos del fundador, el
Alcalde, la Directora del museo y una amplia representación familiar.
Placa conmemorativa descubierta hoy en el Museo Arqueológico |
Presentó el acto de homenaje Silvia Blanco, la citada directora,
quien agradeció la presencia de Luis Rodríguez Marqués -hijo del homenajeado y
portavoz hoy de la familia-, de Sergio Álvarez -el Alcalde que apoyó desde el
primer momento este reconocimiento- y del resto de los presentes. Destacó que,
además de la placa que se iba a descubrir minutos después, el Museo había
preparado una exposición de fotografías de la propia bodega y del Cacabelos en
la época que estuvo en actividad. Recordó la significación que tiene el lugar
donde está la placa, un sótano en el que los antiguos tinos de vino se han
convertido posteriormente en vitrinas expositoras.
El hijo del homenajeado, el empresario Luis Rodríguez, glosó
brevemente la vida empresarial de su padre al que, usando el símil
vitivinícola, calificó de berciano de pura
cepa.
Luis Rodríguez Fernández, nacido en Arganza, conoció en su
época de estudiante en Villafranca al que sería posteriormente también uno de
los principales impulsores de los vinos del Bierzo y de Cacabelos
especialmente: Antonio Díaz, conocido como Antonio Guerra.
Se había incorporado en los años veinte a la empresa familiar
fundada en Arganza por el padre y un tío en 1888. En 1935 adquiere el edificio
actual del Museo para adaptarlo a bodega mediante unas obras calificadas de
faraónicas por la carencia de medios mecánicos para la excavación. Fue a principios
de los cincuenta cuando la bodega da un paso muy importante para
comercialización de los vinos, comenzó el embotellado. Y para tal fin se
construyeron tres naves en la parte posterior que aún se pueden ver
actualmente: dos se dedicaron a la sección de embotellado y la otra para
aumentar la capacidad de la bodega. Contaba con una lavadora de botellas
rotativa y una etiquetadora semiautomática, un lujo para la época.
Esta empresa cacabelense extendió su presencia a Madrid y
Lugo, ciudades donde abrió almacenes para acercar la distribución a la amplia
clientela con la que contaba, sobre todo en la vecina Galicia.
Al no existir el concepto de Denominación de Origen, fueron
varias las bodegas gallegas, principalmente en Vigo y La Coruña, que iniciaron
el embotellado de vino figurando en su etiqueta Cacabelos u otras localidades
bercianas como patria del mismo. Entre otras, esta desleal competencia fue una
de las causas que obligó a cerrar varias bodegas embotelladoras del Bierzo,
sobre todo a partir de los sesenta.
De las Bodegas ROFEMAR salieron millones de botellas llevando
en sus etiquetas el nombre de Cacabelos.
Cerró el acto el Alcalde dando las gracias a Luis Fernández
Marqués y a Silvia Blanco, además de aprovechar el homenaje para hacer un
alegato a la gente más joven para que siga el testigo de don Luis Rodríguez
Fernández.