EN BUSCA DE VOCACIONES
Por Antonio Esteban
Allá por la década de los cincuenta/sesenta del siglo pasado,
los salesianos, los palotinos, los dominicos, los franciscanos o los obispos de
cualquier diócesis -en mi caso, el de
Astorga, Mérida Pérez- enviaban -supongo que a gastos pagados- a una persona en busca de vocaciones. O,
dicho de otra manera, a reclutar niños para que el día de mañana predicasen la
Religión, fuesen buenos directores de almas o, si no tenían vocación y salían
del convento, se convirtiesen en padres de familia de conciencia sana y limpia. A mí,
concretamente, me reclutó un canónigo de Astorga que me invitó a comer en la
Fonda “Regueiro” de Toral. Creo recordar que, aquel día, disfruté de una fabada y croquetas. El buen hombre me
habló de las excelencias del seminario y
como sabía que me gustaba leer me dijo que con los años podría llegar a ser
archivero de la Catedral o, quién sabe si algo más.… Yo no podía negarme porque mi madre había decidido por mí,
después de amenazarme con una zapatilla, marca “La Cadena”, cuyos zapatillazos en salva sea la parte dolían
inmisericordes y convencían a cualquiera. Papá, como siempre, no dijo
nada o, a lo sumo, lo que decía siempre: “Lo que tú digas, Nina. Lo que tú
digas”. Y me fui a Astorga en donde
resistí tres años y aprendí latín. Pero yo no quería poner pie a esta
fotografía con mis recuerdos. Quería ponerle pie a una fotografía y decirlos
los nombres de los niños -que hoy son
abuelos- de nuestra villa. Y los digo.
Delante: Pedro Antonio, dueño del Trastevere”, restaurante de Ponferrada,
Víctor, Ponce, Ángel “Molinete”, Félix, Ramón, el de” Cusa”, Alberto “Caica”, Tito, del Humeral y un niño de Espanillo. Y, detrás, de
izquierda a derecha, Carlos y Gerardo Vega, Gelo, de las Angustias, Ignacio
“Cogollito”, Lolo, del Humeral, Paco “Pardal”, Agustín “Molinete”, Pepe Neira y Tivo. Los nombres y los
apelativos -siempre cariñosos- nos los ha proporcionado uno de los niños que
está en la foto, una foto que no deja de
ser -lo digo siempre- nostálgica, al menos para ellos. Que no se
nos olvide decir que estaban en Valladolid, en el Colegio de los dominicos.