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José Regueira Ramos |
COHECHO, PREVARICACIÓN Y TODO EL
REPERTORIO DE LA CORRUPCIÓN
José Regueira Ramos
Como casi todo el mundo que utiliza internet y correo
electrónico, recibo con frecuencia muchos correos con mensajes aleccionadores,
críticos, de adoctrinamiento político, defensa de causas más o menos perdidas y
un amplio repertorio de la más diversa temática. Algunos de estos mensajes me
llegan de amigos o parientes cacabelenses. Recientemente he recibido,
procedente de Cacabelos, un manifiesto anticorrupción de Manuel Vázquez
Montalbán escrito nada menos que en 1990. Es sorprendente la clarividencia premonitoria
del ilustre escritor, que alertaba ya hace más de veinte años de la espiral de
corrupción política que se estaba instalando en la sociedad española. Citaba
casos tales como los de Juan Guerra, Naseiro, Prenafeta, Rumasa y sus
sospechosas reprivatizaciones o la concesión de juegos en el País Vasco.
Lo recibo en un momento en que en mi tierra nativa,
Galicia, se están empeñando en competir por el primer puesto de la
clasificación de la corrupción con mi otra tierra adoptiva, Andalucía, en donde la palma se la lleva, sin lugar a dudas, la
Costa del Sol. Galicia con la Operación Pokémon,
que parece estar relacionada con la del empresario Dorribo y el escándalo de
los policías corruptos en temas de juego y prostitución, se ha convertido en un serio rival de lo que aquí se
suele llamar “el quirófano” por la cantidad de “operaciones” que se realizan. Ballena Blanca, Casares, Astapa o Malaya son sólo algunas de las
más conocidas, llevadas a cabo por la sección policial anticorrupción creada
especialmente para perseguir estos delitos en la costa malagueña. En todas
ellas los alcaldes han sido detenidos y casi siempre encarcelados; la misma
suerte corrieron concejales, empresarios, policías, abogados, asesores,
testaferros y otras personas que se mueven en torno al mundo de la
construcción, las recalificaciones, las concesiones o las asesorías de
operaciones inmobiliarias. Entre las acusaciones, un variadísimo espectro:
cohecho, prevaricación, blanqueo de dinero, fuga de capitales, falsificación de
documento oficial, alzamiento de bienes y un amplio etcétera. En cuanto a la
militancia política, también hay donde elegir: PP, PSOE, IU, GIL o
Independientes. Ningún partido se salvó de pasar por el banquillo o la celda.
Recientemente ha salido la sentencia de Pedro Tirado,
un alcalde independiente procedente de esa inimitable escuela de delincuencia
urbanística que fue el GIL, “partido” creado por Jesús Gil. Una noche a las cinco de la mañana la policía
interrumpió el plácido sueño de Tirado para registrar su casa. Encontraron
debajo de su cama bolsas de basura con 700.000 euros, que el alcalde no sabía
quién ni con qué intención se la había colocado en tan insospechado lugar.
Tampoco supo explicar si era la primera vez que alguien con aviesa intención
tuvo la osadía de situarle bolsas de basura con tan inusual contenido debajo de
su cama o en otro lugar insospechado de su casa.
Tuvo ocasión de meditarlo en la cárcel, pero ahora la sentencia se limitó a una
multa de 12.000 euros.
Pedro Tirado era alcalde de Manilva,
el municipio más occidental de la Costa del Sol malagueña, limítrofe con el
nuestro de Jimena. Este municipio era hace un cuarto de siglo lo más parecido
que se puede imaginar al de Cacabelos: tenía unos cuatro mil habitantes, 36
kilómetros cuadrados (tres o cuatro más que Cacabelos) y la mayor parte del
término municipal cubierto de viñas que proporcionaba las célebres uvas de
Manilva, más destinadas a consumo de mesa y elaboración de pasas que a la
obtención de vino. Con la diferencia de que es un municipio costero con unos
diez o doce kilómetros de playa. Y eso en plena Costa del Sol, “imprime
carácter”. En los años ochenta y noventa, con retraso respecto a otros
municipios costeros limítrofes, en las viñas empezaron a surgir sucesivamente
chalets, casas pareadas, adosados, bloques de dos, cuatro, cinco o seis plantas
que se fueron engullendo paulatina pero ininterrumpidamente las históricas
viñas. Todo se vendía… hasta que estalló la burbuja. El municipio pasó de
los cuatro mil a catorce mil habitantes
censados, la mitad extranjeros. En verano esta cifra se multiplica por cuatro o
cinco ya que, además de las plazas hoteleras, el número de viviendas supera
ampliamente al de habitantes: actualmente los recibos de IBI urbano superan los
veinticinco mil. Las viñas han desaparecido prácticamente convirtiéndose en un
bosque de cemento, de modo que en la actualidad ha desaparecido cualquier
parecido con Cacabelos. Naturalmente, para que tal boom urbanístico se
produjese fueron necesarias importantes recalificaciones de suelo. Y con las
recalificaciones, ya se sabe: sobornos, mordidas y toda la parafernalia
habitual que finalmente condujeron ante los tribunales de justicia a éstos y
otros dirigentes políticos costasoleños.
Actualmente se está celebrando uno de los múltiples
juicios al ex-alcalde marbellí Julián Muñoz. Éste es el juicio más mediático,
puesto que con él se sientan en el banquillo su ex-mujer Maite Zaldívar y su
ex-pareja Isabel Pantoja. Julián Muños vive actualmente en Jimena en la casa
que aquí tiene su actual novia gibraltareña. Aparentemente no se le ve muy
afectado por la avalancha de juicios que está teniendo y su nivel de vida no
parece el de una persona arruinada precisamente. Casi todas las “operaciones”
costasoleñas han tenido su reflejo en Jimena porque aquí fue detenido el
cerebro de la Operación Malaya Juan Antonio Roca en la célebre finca de los dos
helipuertos, la plaza de toros y los cuadros de pintores de primera categoría
en los cuartos de baño. Aquí tenían también posesiones y proyectos urbanísticos
otros políticos, abogados, asesores o testaferros implicados en casi todas las
operaciones más sonadas. De modo que todo este espectáculo nosotros lo estamos
viendo (y casi viviendo) en primera fila de este teatro de corrupciones,
juicios y encarcelamientos.
¡Ay si Vázquez Montalbán levantara la cabeza! ¿Qué
diría si ve el juicio mediático del alcalde, la ex-mujer y la tonadillera? ¿Y
si viese el de los noventa y tantos procesados de la Operación Malaya?