Los pescadores e invitados posan ante la fachada del restaurante |
Ayer viernes se reunieron un grupo de avezados pescadores
cacabelenses y amigos de la localidad lucense de Figueiredo para celebrar con
una comida el final de la temporada 2012. Alrededor de una mesa presidida por
el incombustible Ricardo(Richard, Relojero) dieron buena cuenta de los
suculentos platos que el Restaurante Casa Gato preparó para la ocasión.
Los comensales tuvieron ocasión de rememorar, entre plato y
plato, las jornadas de pesca vividas
este año. Tiempo hubo para la charla. Y platos también. Así que entre los
entremeses, el salpicón de trucha, la ensaladilla rusa, los callos con
garbanzos, las alubias con chorizo, la sopa de cocido, las costillas de
cordero, los pimientos rellenos, la merluza, el codillo asado y un atrayente“compuesto” de postre(ya se
sabe: helado, tarta, flan, nata, pastelito...), todo bien regado con un
histórico mencía de la Cooperativa, surgieron historias, anécdotas, recuerdos y
nostalgias. Muchos platos dieron tiempo
a mucha charla, evidentemente.
Los integantes del grupo son asiduos pescadores en la vecina
Galicia. Conservan una cierta querencia por los ríos de la zona de Quiroga,
Montefurado y San Clodio. Sus aguas vienen siendo desde hace años testigos de
jornadas dichosas y de jornadas infaustas que no logran apagar el apetito(éste
deber ser endémico en el grupo) de los cacabelenses. Siempre rematan la faena
visitando alguno de los buenos restaurantes de aquella zona.
En ocasiones se han acercado al Pantano de Vilagudín, cerca
de Órdenes, para practicar la pesca de sus extraordinarias truchas. Truchas
que posteriormente deben abonar a los
vigilantes. Recordaban como en una de las visitas, años ha, abonaron 58.000 de
las antiguas pesetas(348€) por 14 truchas que habían alcanzado en la báscula
los 58 kg. A MIL(6€) pesetas se cotizaba en kilo de aquellas truchas.
De todos es conocida la fama de exagerados y un poco boleros
que tienen los pescadores cuando relatan el tamaño y el número de sus presas. Esa
fama debe quedar bajo sospecha, al menos no se puede imputar a este grupo.
Intentando averiguar cuál de ellos era el mejor o quién había capturado la
mejor pieza, unos atribuían los méritos a los otros y viceversa. Bien avenidos
y generosos con los compañeros.