Ya estamos a punto de celebrar una año más la multitudinaria Feria de Mayo,
también conocida años atrás por
Ferias de San Marcos o de l
a Cruz de Mayo.
Hasta hace dos o tres décadas aún se prolongaban durante los tres primeros días
del mes, pero los
nuevos tiempos han
limitado su celebración a un solo día.
Cacabelos ha podido presumir y sigue presumiendo de tener una de las ferias
más antiguas de España. Ésta de mayo tiene su origen en 1291, cuando el rey
Sancho IV concedió el privilegio para su celebración a don Rodrigo,
arzobispo de Santiago. Nuestro pueblo, como
sabéis, pertenecía a la archidiócesis compostelana.
El monarca firma el documento por el que autoriza
la celebración de las ferias durante quince días a partir
del día
de
San Marcos(25 de abril). En consecuencia se desarrollaban
también
durante los primeros días de
mayo, incluyendo el día 3, festividad de la
Cruz de Mayo, fiesta
durante siglos muy importante y que en la
actualidad se conmemora en muchas localidades españolas e hispanoamericanas.
La fama de estas ferias traspasaron los límites comarcales y provinciales.
Comerciantes y ganaderos de otras regiones acudían a Cacabelos. Gallegos,
asturianos, cántabros, castellanos, e incluso aragoneses
estaban citados aquí para realizar sus
negocios.
No es extraño que, gracias a su popularidad, hallan llegado a ser citadas en
obras literarias. En una
entrada de junio de 2012 os comentaba la obra de
Castillo Solórzano, “
La niña de los embustes” y citaba el párrafo donde
se hacía referencia a Cacabelos, incluyendo a sus ferias. Y, por supuesto, la
obra cumbre de Enrique Gil y Carrasco, “
El Señor de Bembibre” que comienza...
En
una tarde de mayo de unos de los primeros años del siglo XIV, volvían de la
feria de San Marcos de Cacabelos...”
El año 1937, en plena Guerra Civil, la feria se celebró. El Ayuntamiento,
presidido por el recién nombrado alcalde don Manuel Rodríguez, realizó una campaña
de publicidad de la época repartiendo unos folletos que anunciaban la próxima celebración.
Quizá se vería obligado a divulgar el acontecimiento, pues, dada la situación
por la que pasaba España, es lógico que comerciantes y visitantes dudaran de
que pudiese festejarse ese año.
El folleto sabe trasmitir la tranquilidad necesaria para todos: “
La normalidad
que reina en la zona libertada por nuestro Glorioso Ejército hace esperar
una numerosa concurrencia y la Alcaldía se complace en hacer saber a los
feriantes que tiene tomadas todas las medidas para que haya alojamientos
cómodos y en abundancia, así como locales para el ganado”.
Las dos fotografías que ilustran el texto añaden importancia al documento.
En la izquierda aparece una Plaza Mayor todavía sin los magnolios y sin las
zonas ajardinadas. Y en la derecha una imagen que a los más jóvenes os puede
costar reconocer. Se trata de una fotografía tomada casi enfrente del desvío a
Arganza. Se puede ver a la izquierda la desaparecida casa con jardín y
portalón donde vivió Paulina Garnelo. A la derecha el Parque Municipal cuando
aún era campo de feria. Al fondo, y a la misma mano, se aprecia donde estuvo
la serrería de Litán.
Nota: Todos podemos disfrutar de este magnífico documento gráfico gracias a Fermín
Udaondo, el Sillero, que me lo envió hace unos días y a quien agradezco
públicamente su generosidad.