El festival Sonda Music grabado el pasado mes de septiembre en el Cine Faba formará parte de la programación especial de Nochevieja que realizan Radio Nacional de España y PLAY de RTVE.
Comenzará a las 22.00 horas de hoy viernes y finalizará a las 9 de la mañana de mañana 1 de enero.
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| Portada del libro |
Decía Santa Teresa de Ávila que entre los pucheros anda Dios. Cinco siglos después Antonio Esteban parece haber buscado la inspiración para su nuevo libro –“La cocina literaria de Antonio Esteban”- también entre pucheros y fogones. Y, por el resultado final, parece que la encontró.
“La cocina literaria de Antonio Esteban” es un libro para leer. Parecerá una perogrullada, pero ésta es una importante advertencia a tener en cuenta. Con todos los libros de cocina que hay actualmente en el mercado y más en estas fechas de regalos, es muy probable que el ciudadano, harto de tanta oferta culinaria, responda: ¡Bah! Será otro libro de recetas de cocina.
“La cocina literaria de Antonio Esteban” es, ciertamente un libro de cocina, es un libro con recetas de cocina, pero aún es mucho más. Es un divertido libro de cocina para leer, aunque en el lector nunca haya roto un plato o hecho una simple tortilla francesa. En él va a encontrarse (el lector) personajes y lugares que han formado o forman parte de la biografía del autor; otros que habrán llegado al papel fruto de sus experiencias lectoras y otros, en fin, habrán sido hallados por Antonio entre esos pucheros y fogones que habitan en la mente de los creadores. Y todo –gracias a la treta del escritor- para finalizar cada capítulo con una receta tradicional: Humor, ironía y buena documentación bien mezclados y triturados en el almirez literario de Antonio Esteban.
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Como bien entenderéis, dadas las actuales circunstancias no es aconsejable programar de momento ningún acto de presentación del libro. Así lo entiende Antonio Esteban. Pero sí se puede adquirir poniéndose en contacto con él mediante el correo angelsolo2240@gmail.com.
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| Toncho y Lila/Xurxo Lobato |
Antonio Sánchez Díaz, Toncho, falleció en La Coruña a los 95 años de edad. Su vinculación con Cacabelos llegó hace 72 años de la mano de su mujer la cacabelense Lila Lobato (la hija de Florentino). Por su carácter abierto y afable pronto comenzó a gozar de gran número de amistades que le convirtieron en un personaje muy querido entre nosotros.
Encontrarse con Toncho significaba pasar un rato relajado y divertido. Nunca dejaba de contarte alguna sabrosa anécdota de su experiencia laboral, de su vida en la capital gallega, un chiste o comentarte alguna noticia de su querido Deportivo. Incluso en los últimos viajes, cuando ya las fuerzas le iban abandonando y debía descansar entre tramo y tramo en sus paseos, seguía mostrando su humor y retranca gallega con los amigos y conocidos que se encontraba.
Y de alguna manera seguirá con nosotros, entre sus últimas voluntades estaba el deseo de que sus cenizas fuesen trasladadas al cementerio de Cacabelos.
Extrañaré esos encuentros, Toncho.
Un abrazo fuerte para Lila y Xurxo.
El velatorio se encuentra en el tanatorio Albia de la calle Madame Curie de La Coruña.
AYER, ¡AY¡, AYER
Por Antonio Esteban
Lo decimos sin darnos cuenta de lo que decimos. Es el ayer que vuelve, a pesar de que nunca se había ido del todo. Siempre ha estado presente -queriéndolo o no queriéndolo- en nuestra memoria. Es el ayer que recordamos con nostalgia. Es el ayer de un hoy que quisiéramos -o no- volver a vivir y que se nos ha ido como el gua entre los dedos y que no logramos retener porque el ayer es así. Pasan las horas, los días, los meses o los años y nos tropezamos con ese ayer que un día fue presente y que hoy es una sombra. Nos lo dicen las fotos que, semana a semana, vamos reproduciendo en nuestro cuaderno y que cuando volvemos a verlas nos producen ese cosquilleo del tiempo perdido como es el caso de esta fotografía en la que algunos de los que aparecen sonrientes, ya no están. Únicamente podemos recordarlos. Son -no hace falta decirlo- Luís Litán, Pilarita, Lucrecita y Suso. En este fin de año ya cercano recordémoslos hoy, como el hoy de un ayer.
