Cualquier aficionado al fútbol de Cacabelos y, por
supuesto, el que ya calce algunos años
en cada pie, reconocerá sin duda al personaje. Fue una de las figuras
indiscutibles en los años dorados del deporte rey en nuestro pueblo y
reconocido por jugadores, técnicos y aficionados del norte y centro de España.
Ricardo, Richard o Relojero. Ricardo por
bautismo, Richard por cariño y Relojero por profesión. Tres maneras diferentes
para nombrar a nuestro amigo que continúan en uso a pesar del tiempo
transcurrido.
No se podría entender la historia del deporte en Cacabelos
sin citar su nombre con mayúsculas. No cabe duda que de las filas de la Unión
Deportiva Cacabelense surgieron también otros destacados jugadores. Sería
extensa la lista y, seguramente, incompleta. Algunos me vienen a la memoria:
Canuta, Albertín, Mourelo, Carlos, Roberto, Nino Cubelos, Cela, Quino, Montes,
Luso... y Richard.
Ricardo tenía, aún tiene, una técnica muy depurada. Con la
pelota realizaba malabarismos. Me hace gracia contemplar en la actualidad a
Messi o a Ronaldo como cautivan la atención de los aficionados con sus
malabarismos peloteros durante los ejercicios de calentamiento.
-Pero...¡si eso ya te lo veía hacer yo, Richard, hace muchos
años!. Y entonces sí que nos dejabas a los chavales extasiados contando las
centenas de toques que eras capaz de dar al balón sin posarlo en el suelo o
pasártelo de un hombro a otro incluyendo alguna paradinha en el cogote.
- Desde muy pequeño entrenaba mucho ese tipo de ejercicios.
Botar la pelota con un pie, con los dos, pasarla por los hombros, bueno, ese
tipo de cosas. Tienes habilidad, pero hay que trabajarla.
Estamos sentados delante de sendos cafés en la terraza de
una cafetería. No es fácil disfrutar así, tranquilamente, con él. Siempre
parece tener prisa cuando camina por las calles. Recuerda su paso por el
Colegio de los Escolapios en Monforte de Lemos. Allí se fue a estudiar, pero
sin dejar de practicar el deporte que le corroía hasta los tuétanos de los
huesos.
- En aquel colegio coincidí con Lamelo, José Ramón
Lamelo, jugador del Deportivo de la Coruña y del Rácing de Ferrol. Él era
externo y yo interno. Competíamos a dar más toques al balón sin que cayera al
suelo. Llegamos a sobrepasar los quinientos toques seguidos.
A pesar de estar ya jubilado de su profesión no para. Sigue
siendo un apasionado practicante de los deportes. A lo largo de los días de la
semana va alternando el entrenamiento de sus favoritos.
- Necesito hacer deporte. Estos últimos años ando mucho
con un grupo de amigos. Entrenamos y participamos en competiciones del Bierzo y
de Galicia. Hace pocos días hicimos el Maratón de Toral de los Vados en la
modalidad de andarines.
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Diploma acreditativo de participación y clasificación en Toral |
En su ya cerrado establecimiento de relojería abundan los
diplomas que acreditan las marcas y clasificaciones conseguidas durante estos
últimos años. Precisamente en Toral obtuvo el segundo puesto recientemente.
- Me gusta también la caza, aunque ahora no salgo tanto
como antes. Sin embargo la pesca me tiene enganchado, aún ayer fuimos a Galicia
a pescar y ya estamos preparando otra
salida para la semana que viene.
-¿A qué edad fuiste consciente de tus buenas cualidades para
el fútbol?
-Cuando estaba en la
escuela era uno de los más hábiles con la pelota y también uno de los que más corría.
Ya comenzaba con diez u once años a gustarme jugar al fútbol.
En aquellos años cincuenta los chavales jugaban en cualquier
lugar. Calles, plazas, etc. Ricardo recuerda los primeros partidos a la hora
del recreo.
-La escuela estaba en
la Calexa Sixtina y al salir al recreo
corríamos a jugar un partido en el campo donde ahora está el Parque.
Allí nos enfrentábamos con intensidad. A las doce y media de la mañana pasaba
el autobús que venía de León e iba a
Villafranca. Nos servía de reloj para saber que teníamos que volver a clase. El
problema estaba que el autobús no era siempre puntual, se retrasaba, y nosotros
retrasábamos la vuelta. A la puerta de la clase ya nos estaba esperando don
Augusto(el abuelo) para echarnos la bronca y algo más.
-Un hijo de relojero y fiándose de los anárquicos horarios
de los medios de transporte de la época.
-Ninguno teníamos
reloj, bueno, yo sí, pero no lo llevaba a clase. En ese mismo campo recuerdo haber disputado el primer trofeo entre dos
equipos de chavales de Cacabelos. Ganamos a pesar de ser los rivales mayores
que nosotros. El secreto fue jugar con pelota. La revancha se celebró en la
calle Cimadevilla por las Fiestas de San Roque y ya con balón de cuero.
Pensabas cuando caía el balón: ¿le daré o no le daré? Había que pensárselo
antes de darle con la cabeza, las costuras te marcaban la frente. Perdimos
.Casi no podíamos con el balón.
Los trofeos eran de
madera.
-¿Jugabais con equipos de otros pueblos?
-Sí, solíamos ir en
bicicleta a jugar a La Placa, a La
Martina, a Flores del Sil…
El primer equipo de Ricardo con nombre propio fue El Rayo de Cacabelos, luego militó en El Unión a su paso por el Colegio de
Monforte. A su regreso se incorporó al ponferradino San Pedro, desde éste saltó a la Deportiva Ponferradina(3ª), al Laciana(3ª)
de Villablino, al Bembibre(3ª) y
finalmente a su querida Unión Deportiva
Cacabelense(3ª y Preferente).
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Vistiendo la camiseta del San Pedro de Ponferrada |
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-Con quince y
dieciséis años jugué algunos partidos con ficha falsa en la Unión, no tenía la
edad reglamentaria. Eran partidos que se celebraban el Lunes de Pascua contra
equipos de segunda aprovechando que pasaban por Cacabelos después de haber
jugado el domingo su partido de liga. Recuerdo al Racing de Ferrol y al Sestao.
Mientras hice el servicio militar jugué
en el Arsenal de Ferrol.
Aunque eran otros
tiempos, ya había ojeadores con la intención de descubrir nuevos valores y
llevarse alguna figura en ciernes para equipos de más categoría. Ricardo fue
observado en muchas ocasiones y recibió ofrecimientos de fichaje de varios
equipos.
-El que me hizo dudar
más fue el Deportivo de La Coruña. Uno de los hijos de La Lobata, que vivía en
Coruña y era, creo, directivo del Deportivo lo intentó. Mi madre no veía tan
claro el futuro y quiso que primero aprendiese el oficio de mi padre, relojero,
y después ya se vería. Los tiempos eran diferentes a los de ahora y el futuro
en el fútbol no estaba muy claro.
-Fuiste un jugador muy hábil, difícil de marcar y muy
escurridizo para los defensas. ¿Qué puesto te gustaba más?
-Yo prefería jugar de
ocho, pero muchas veces también jugué con el once. Tenías que adaptarte a las
órdenes del entrenador.
-Los aficionados más veteranos de la Unión hablan maravillas
de una mítica delantera, la llamada delantera
eléctrica. Tú eras uno de los que metías voltaje. ¿Recuerdas a los otros?
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Ricardo defendiendo los coleres del Atl. de Bembibre |
-Ese fue un nombre que
nos pusieron durante un tiempo que jugamos juntos Valeriano Valín, Carlos el
Gallo, Aguirre, Toño Asenjo y yo.
Continuará.....