En noviembre del año pasado incluía unas estadísticas de
las visitas que abrían este cuaderno y no dejaba de sorprenderme el elevado
número de aquellas procedentes del extranjero. Ciertamente son muchos los
cacabelenses que trabajan, estudian o viajan por los cinco continentes.
Así sucede con Alicia Quiroga Abelaira. A pesar de su
juventud acumula mucha experiencia de sus estancias en el extranjero.
Actualmente es profesora de español en la lejana ciudad de Shenzhen
perteneciente a la provincia china de
Cantón.
- La ciudad donde
vivo se llama Shenzhen, está en la frontera con la Región Administrativa
Especial de Hong Kong. Es una zona en plena expansión urbanística y económica;
la ciudad tiene solo 30 años, no hay casco histórico ni nada que se le parezca.
Precisa Alicia para situarnos el lugar donde vive.
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Alicia en el Monasterio Budista de Shaoyang |
No es el primer destino fuera de las fronteras españolas
al que llega esta cacabelense hija de Mª Carmen y Pepe. Anteriormente estuvo en
Rusia, incluso antes de finalizar sus estudios.
- Eliges León y Ambientales para realizar tus estudios
universitarios. ¿Fue difícil la elección?
-En primer lugar,
siempre quise estudiar Medicina, pero en el último año de instituto empecé a
barajar otras opciones, y al final me decidí por Ciencias Ambientales. Me
parecía una carrera bastante nueva e interesante, y el hecho de que se enfocara
en áreas muy diferentes entre sí me atrajo bastante.
La elección de la
ciudad vino un poco de la mano con la elección de la carrera, puesto que la
Universidad de León la ofertaba, no fue difícil tomar la decisión.
-Primer gran cambio en tu vida. Dejas la casa paterna y
tu pueblo. ¿Cómo fue tu adaptación a la nueva situación?
-No tuve demasiados
problemas para adaptarme porque tenía amigos allí ya estudiando que me sirvieron
de ayuda al principio. Sí que del instituto a la universidad varía bastante,
sobre todo el nivel de exigencia, pero se adapta uno trabajando un poco más
duro.
-Si aún retrocedemos más en el tiempo, llegamos a tus
años escolares en el Colegio Virgen de la Quinta Angustia y en el Instituto
Bergidum Flavium. ¿Qué recuerdos tienes más presentes de tu paso por el
colegio?
-Muchos recuerdos,
la verdad. De lo que más me acuerdo es de las excursiones y las actividades no
académicas, claro. Mención especial para
el Magosto que se organizaba cada año en la escuela, o el día del Árbol, cuando
íbamos al Campo de San Bartolo a plantar
unos pocos.
De mis profesoras
recuerdo con especial cariño a dos: Adela, que fue mi primera profesora, y
Ángeles, ya en 5º y 6º curso. Yo leía mucho y ella me animaba a leer aún más y
me recomendaba algunos libros.
No era demasiado
sociable entonces, me pasaba los veranos yendo al río y leyendo en casa, pero
hice algunas amigas con las que aún mantengo el contacto hoy.
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Alicia, con pantalones rojos, posa con sus compañeros de 2º Bachiller del Instituto en 2003 |
- De tu paso por el
Instituto quedó una magnífica impresión.
¿Cuál es la tuya?
- Esta ya fue una etapa
distinta. No me considero para nada buena estudiante, aunque sí que sacaba
buenas notas. Los estudios eran fáciles y podía dedicar bastante más tiempo a
salir y hacer amigos.
¿Y de los profesores?
-Mi relación con
mis profesores era bastante buena en general, aunque no con todos. Tengo buenos
recuerdos de algunos, pero también no tan buenos de otros...es normal, supongo.
Durante la ESO, los
profesores me imponían un poco más. Recuerdo las clases de Sociales con David,
y las de Lengua con Paco. Y como me entró el gusanillo de la ciencia gracias a
Mariano.
Manuela fue mi tutora
en el primer curso, me ayudó a adaptarme al cambio y además me daba clase de
Inglés, asignatura que siempre me gustó. Y me acuerdo de José Luis, que nos
llevaba a esquiar a San Isidro, nunca me dio clase pero siempre me llevé bien
con él, me gustaba su sentido del humor y como vacilaba a los alumnos...
Ya en los últimos
cursos recuerdo con cariño a Nieves, también profesora de inglés, que me ayudó
con la solicitud de mi primera beca para estudiar en el extranjero: una
estancia en Estados Unidos de cuatro semanas.
Y posiblemente mi
profesor preferido durante el Bachillerato fue Pedro, profesor de Lengua y
Literatura. Si bien la asignatura no fuera ni de lejos mi preferida, y fuera
bastante exigente, las clases eran muy amenas y él, muy buen profesor.
Pedro también fue
nuestro acompañante durante el intercambio a Italia en 2002.
De viajes y
excursiones, creo que me quedo con este Intercambio a Italia y los cursos de
esquí en San Isidro.
-Volvemos a los
años universitarios en León. Además de sacar adelante tus estudios de Ciencias
Ambientales, participas también en otros ámbitos:
-Durante mi etapa
en León obtuve varias becas de colaboración en distintos departamentos de la
universidad, y trabajé activamente para AEGEE, una ONG de jóvenes estudiantes
europeos, que fue impulsora de las Becas Erasmus en los años 80.
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Visitando San Basilio, Moscú |
Es AEGEE posiblemente y el trabajo que
desarrollé con ellos lo que marcó mi trayectoria en los años posteriores.
Trabajando con estudiantes de todos los países de Europa y formando parte de
las directivas de la asociación a nivel local y europeo, me ayudó a valorar mi
futuro de una manera más abierta. Fue también el lugar que me dió la
oportunidad de mejorar en muchas áreas por ejemplo, aprendiendo a redactar y
desarrollar proyectos a través del programa YIA (Youth in Action) o perdiendo
el miedo a hablar en público, en alguna ocasión para más de 500 estudiantes ¡y
en inglés!
-¿Cómo surge la posibilidad de ir al extranjero?
-A raíz de mi paso
por la asociación trabajé estrechamente con la Unidad de Relaciones
Internacionales de la ULE y allí surgió
la posibilidad de ir como profesor auxiliar a una universidad rusa. En aquel
momento no había terminado mis estudios, pero me pareció una buena oportunidad
y decidí irme, y terminar mis estudios “a distancia”. Allí pase un año
académico y en verano realicé el último examen de la carrera. Y el curso
siguiente repetí en Rusia.
- Dos años en la ciudad rusa de Voronezh, no muy alejada
de la frontera ucraniana, son tu bautismo laboral fuera de España.
- Sí, allí trabajé
como profesora de español en la Universidad Estatal, impartiendo clases en la
Facultad de Lenguas Extranjeras durante mi primer curso en aquellas tierras, y
en las Facultades de Economía y Relaciones Internacionales, en mi segundo año
académico en la VSU.
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Delante del mítico Teatro Bolshoi de Moscú |
-Este cambio de domicilio no fue tan cercano y conocido como
el de León?
-Al principio la
adaptación no fue muy fácil, sobre todo por el idioma. En cuanto aprendí un
poco de ruso la cosa mejoró, me sentía bastante a gusto por lo que decidí
quedarme un año más. Desde luego, no fue por el clima, que alcanzaba unos -35º
en invierno, pero la cultura, la forma de ser de los rusos y el lugar, es otro
mundo. Mi jefe siempre decía que Rusia es un país de extremos: o lo amas y lo
odias. Yo pasé por todas las fases pero puedo decir que la experiencia fue muy
positiva. Aprendí mucho.
-¿Y por qué China?
-A través de una
amiga que había estado como profesora auxiliar también con la ULE. Ella me puso en contacto con un compañero
suyo en la Universidad de Xiangtan. Me apetecía cambiar de aires y en Agosto de
2012 me mudé a la provincia natal de Mao, Hunan. Concretamente a una ciudad
llamada Shaoyang, de unos 500.000 habitantes. Lo que viene a ser un pueblo en
China, prácticamente. Estuve allí una temporada y luego vine a la provincia de
Cantón, más al sur y un poco más occidentalizada. Cantón, al igual que
Shanghai, es una Zona Económica Especial, lo que significa que hay libre
comercio y “capitalismo” dentro del país, “comunista” en esencia.
-Cuando llegaste a tu actual destino, Shenzhen, ya
eras una viajera experimentada, pero nunca se sabe lo que espera en el nuevo
domicilio y trabajo:
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Posando en Isla
de Lantau, SAR Hong Kong
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-La adaptación no
fue difícil en el sentido de que es una ciudad moderna y bien comunicada. Sin
embargo, el idioma es un hándicap otra vez, porque ni en Rusia ni en China la
gente habla inglés. Un detalle interesante es que es la única ciudad de Cantón
donde se habla mayoritariamente Mandarín, en lugar de Cantonés, porque la
población proviene de todos los rincones
de China. La vida es bastante sencilla y
cómoda a pesar de ser una ciudad de más de 10 millones de habitantes. Los
extranjeros están muy bien considerados, los puestos de trabajo bien
remunerados y nos tratan bastante bien, la gente es amable y siempre trata de
ayudarte.
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En la Isla de Lantau, Hong Kong |
-¿Y tu trabajo?
- Trabajo como profesora de español e inglés para una
organización educativa con sede en
Singapur. El inglés es el idioma más demandado pero el español cada vez
cobra más protagonismo en China, al igual que otros idiomas como el alemán o el
portugués.
No tuve demasiadas dificultades para adaptarme, porque al
ser una empresa de Singapur mis compañeras de trabajo hablan inglés así que
todo es bastante más sencillo que si trabajas en una empresa china, donde el
inglés suele brillar por su ausencia.
-Te separan diez mil quilómetros de Cacabelos, ¿alguna
añoranza?
-Estuve este pasado
verano en España.
En los últimos años he ido al menos cada 6 o doce meses. No suelo extrañar
mucho, pero si tuviera que decir algo, diría que el otoño, los colores, el
magosto… e ir a recoger setas y
castañas con mi padre.
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Durante una visita a Sanghai |
-Después de tu experiencia en el extranjero y ya para
finalizar esta charla intercontinental, ¿qué consejos darías a otros jóvenes
que tengan previsto salir a otros países a trabajar?
-Pues
principalmente, que aprendan idiomas. Y no hablo del inglés, digo idiomas
aparte del inglés. Para ser competitivo hoy en día en el extranjero, tener un
nivel inferior a B2 no es aceptable.
Principalmente porque cualquier holandés o portugués que te encuentres
solicitando el mismo puesto suele hablarlo a la perfección. Son los otros idiomas que
domines los
que marcan
la diferencia.
También les diría,
porque sé que es algo no muy común entre españoles, que se junten en el país de
destino con locales, que se integren al máximo, tengan o no intención de
quedarse allí por largo tiempo, es la mejor manera de perfeccionar los idiomas
y disfrutar plenamente de la experiencia.
Alicia, buena estancia por esas lejanas tierras y a ver
si, con un poco de suerte, nos vemos disfrutando del próximo otoño berciano:
colorido, magosto, setas…