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Amador esperando la llegada de algún peregrino |
Poco podía imaginarse este andaluz de la sevillana localidad
de
Arahal el giro que iba a tomar su vida cuando voluntariamente solicitó a su
empresa ser trasladado a Cacabelos. Corría el año 1963. Su empresa, Dragados y
Construcciones, se había hecho cargo de la edificación de la futura
CooperativaVinos del Bierzo. A nuestro pueblo comenzaron a llegar directivos,
técnicos y especialistas encargados de
llevar a cabo la obra. Una parte importante de los mismos habían participado en
una de las construcciones más
gigantescas de aquellos años: el túnel de Guadarrama.
Y el joven Amador(Francisco Amador Gómez), que con apenas
quince años había abandonado su pueblo natal para incorporarse al mundo
laboral, llegaba a Cacabelos ya curtido por la experiencia de haber trabajado
en varias empresas y distintos lugares de la geografía española. Formaba parte
de aquel grupo unido por la empresa DYC, pero que aglutinaba a gentes de distintas procedencias
regionales. Se fue haciendo normal oír
por nuestras calles acentos de Andalucía, de Extremadura o de Castilla, cuando en esos mismos años muchos
bercianos emigraban a otros países europeos.
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APaco Amador le llegan muchas tarjetas de agradecimiento |
Este arahalense, además de su relación con los ya conocidos
compañeros de trabajo, pronto fue ampliando el círculo de amistades entre los
vecinos del pueblo. Su carácter jovial y abierto aceleraron su popularidad
entre nosotros. Unas cualidades a las que había que sumar su soltería.
Tenía ya mucho delito el sujeto. Una pieza así no era
aconsejable que volara solo mucho tiempo más. Haciendo gala de su primer
apellido pronto se enamoró en estas tierras. Así que pocos meses después, en
1964, contraía matrimonio con la cacabelense Cruz. Tres hijos completarían posteriormente la nueva
familia.
Finalizado su trabajo en Cacabelos fue trasladado a
Valladolid por la empresa. Pero este traslado ya estaba cargado con mucho lastre: matrimonio, hijo, amistades...hasta había osado comprarse una viña
sin que jamás hubiese tenido contacto
con el mundo de la elaboración del vino.
Al cabo de cinco años regresaba para asentarse
definitivamente en el corazón del Bierzo. Y ya plenamente se integró en la vida
y entre la ciudadanía cacabelense. Y vaya si se integró. Incluso llegó a ser
presidente de la Unión Deportiva Cacabelense en unos años que nuestro equipo
transitaba entre las dos épocas de 3ª división.
Si Amador sentó sus reales entre nosotros, la vida ¡cuántas vueltas da! una vez
más escribió a su manera. En la actualidad uno de sus hijos, nacido y criado en
el Bierzo, ejerce su profesión de óptico en la ciudad natal de su padre,
Arahal.
Aquella viña del novato viticultor comenzó a dar su fruto y
su dueño a elaborar con él unos más que aceptables caldos bercianos.
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Letrero enviado por un peregrino madrileño en agradecimiento |
Y si elaboras vino, el placer mayor, además de beberlo, es
compartirlo con los amigos en agradables reuniones de bodega. ¡Manos a la obra!
En la misma viña y con la fachada frente al Camino de Santiago levantó una
casita para tal fin. Bodega, chimenea, cocina...Y los amigos no tardaron en
llegar. Reuniones que llamaban la atención de muchos de los peregrinos que por
allí pasaban y que asomaban la cabeza
al interior para saber qué ocurría allí. Siempre fueron bien recibidos por
Amador e invitados a catar alguno de sus vinos.
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Dos páginas del Libro de Visitas |
Hoy es ya una institución en el Camino. A lo largo del año
son cientos los caminantes a Compostela que descansan un rato con la compañía
de Amador y en una mano un vaso colmado de tinto, blanco o clarete y, si se
tercia y es la época, en la otra mano una pera, una manzana, unas uvas, unos
higos o unas castañas.
Extrañados quedan, cuando al despedirse intentan abonar el
precio de la consumición y se encuentran con la total negativa del dueño a
recibir ni la moneda más pequeña puesta en circulación. Porque “la hospedería o
albergue” de Amador no es un negocio, es un gozo que se da así mismo ayudando a
los romeros compostelanos. Ayuda que a veces se amplía incluso trasladando
hasta el centro del pueblo a quienes las fuerzas físicas ya no se lo permitían
hacer por sí mismos o solucionándoles múltiples problemas que le plantean.
Amador se siente más que pagado con los momentos de
conversación(cuando el idioma del contertulio
se lo permite), con los cientos de reseñas de agradecimiento que dejan
escritas en el libro de visitas o con los cientos de postales de todo el mundo
que recibe de aquellos que fueron sus invitados un día al pasar por Cacabelos.
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"Diccionario" de Amador |
Es muy curiosa la “chuleta” que tiene pegada en la pared con
unas frases elementales para comunicarse con los peregrinos extranjeros. Están escritas según se pronuncian en
inglés y la traducción al lado. Una de ellas hace hincapié en la gratuidad de
lo que allí se bebido o comido: dis
is for fri(this is free: esto es gratis).
De esta madera está hecho este “hospitalero”, este andaluz
que nunca ha dejado de ejercer como tal y de este cacabelense que ha logrado
que miles de peregrinos lleven por el mundo el buen sabor de boca, y nunca
mejor dicho, que les quedó al pasar por
Cacabelos y tomarse un vinito en el albergue de Amador.