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Paseando por Castro Ventosa |
Mi interés por contar con su colaboración en este cuaderno
tuvo una respuesta afirmativa inmediata y hoy con mucha satisfacción os puedo
presentar ya la primera. Primera y, deseo, no sea la última. Seguiré abusando, si me lo permite, de su generosidad.
DEL PREGÓN AL BLOG, PASANDO POR EL TABLÓN DE ANUNCIOS
José Regueira Ramos
Cacabelos
cuenta con un brillante plantel de pregoneros de Pascua. Pero no es de estos
pregones y pregoneros de los que quiero hablar. Me refiero al pregonero histórico,
al que, a toque de corneta, recorría las calles del pueblo pregonando a voz en
grito: “De parte del señor alcalde, se hace saber…” y aquí venía el bando, la
ordenanza, la requisitoria u otras disposiciones municipales. Los menos jóvenes
saben que no hablo de la prehistoria y seguro que muchos cacabelenses
recordarán alguno de estos pregoneros.
Hoy
el pregonero es un recuerdo quizá añorado por los nostálgicos de tiempos
pasados y la típica trompeta de pregonero una reliquia de anticuario, pieza de
museo u objeto de coleccionista. Fue sucesiva o simultáneamente desplazado por
el megáfono, el tablón de anuncios o los medios de comunicación locales
escritos, radiofónicos o incluso por televisiones municipales en muchos
municipios. O por secciones locales en los medios comarcales o provinciales.
Pero
la era informática, internet y, sobre todo, el fenómeno de los blogs, ha
proporcionado un poderoso y económico medio de comunicación de posibilidades
insospechadas para ser empleadas por los pequeños municipios como medio de
comunicación local. Estas posibilidades son, entre otras, la inmediatez,
universalidad e interactividad. Además de la nada despreciable de la economía.
Una noticia (entrada) de blog es recibida a tiempo real en cualquier lugar del
planeta y a su vez puede ser comentada por el lector desde Cacabelos, Hong Kong
o Méjico por citar lugares que sé que son o han sido residencia de cacabelenses
de la diáspora.
Un blog supone
situar en cada casa un “pregonero”, “un tablón de anuncios”. Esta ubicuidad ha
posibilitado a muchos blogs convertirse en potentes medios de comunicación y de
intercambio de información entre los residentes en la localidad y los
dispersados por el mundo en esta era de globalidad que estamos viviendo.
Conozco pueblos de pocos más habitantes que Cacabelos que han descubierto y
utilizado desde hace años este potencial de intercomunicación y que tienen más
de un millón de visitas (lectores) anuales. Docenas de entradas diarias que
rápidamente desaparecen de la primera página y que deben verse en “entradas
antiguas”. Aquí mi impresión es que queda todo demasiado fiado al esfuerzo
individual del titular del blog. Me da la impresión de que las asociaciones e
incluso el Ayuntamiento no aprovechan este enorme potencial comunicador. Sí lo
hace la o las funerarias: ellas insertan sus esquelas en el blog, además de
situarlas “en los lugares de costumbre”. Algún lector poco informado puede
pensar que Cacabelos camina hacia su extinción, puesto que se anuncian
defunciones pero no bodas o nacimientos.
El amigo
Carlos, promotor de este magnífico blog me ha asomado a su poderosa ventana de
Castroventosa y ha desvelado un aspecto de mi personalidad que creo conocían
pocos cacabelenses, para la mayoría de los cuales yo supongo que sería ese
hombre que visita el pueblo de vez en cuando, que es el marido de Keti Mauriz
y, en todo caso, que es farmacéutico. Desconocían esa otra faceta mía de
escritor e historiador, que aquí no he ejercido entre otras razones, por no
disponer de un medio como ahora es este blog. Carlos no se ha limitado a
desvelar esta cara oculta de mi personalidad sino que, con su maestría de
experto bloguero, ha localizado en los recovecos de la blogosfera una serie de
textos que hablan elogiosamente de mí, a lo que él añade otro torrente de
expresiones elogiosas. Por si fuera poco, cuatro comentaristas cuya identidad
desconozco añaden, para mi sorpresa, otros comentarios también laudatorios.
Creo que Carlos se ha pasado tres pueblos pero en todo caso quiero desde esta
tribuna agradecer sinceramente sus elogios y los de los comentaristas.
Por si fuera
poco, me adjudica el honroso título de “cacabelense de honor”. Este título me
soluciona un problema: hasta ahora yo era el único “extranjero” en mi familia
ya que no sólo Keti es berciana de nacimiento y de ejercicio sino que lo son
también mis cuatro hijos que “vinieron a nacer” aquí, aunque al mes de edad se
trasladaron con nosotros a Andalucía. Y me crea otro: a ver cómo ejerzo yo una
tercera “nacionalidad” ya que ya tengo la gallega por haber nacido en La Coruña
y la andaluza por ser hijo adoptivo de un pueblo andaluz. Trataré de
desempeñarlo con dignidad. Para empezar, en la familia ya somos asiduos y
ávidos lectores diarios de este estupendo medio de comunicación cacabelense.