Dentro de unas semanas veremos caer bajo los
golpes de las piquetas el grupo de casas vecinas al ábside románico de la
iglesia de la Plaza. Ya hace unos años que amenazabann ruina y se habían
convertido en un serio peligro para la seguridad de los viandantes. El
Ayuntamiento tuvo que instalar vallas protectoras para impedir el paso por la
zona.
Desaparecerán las dos más deterioradas e incluso
la que ocupa la carnicería El Vasco. Las tres pasarán a mejor vida para dar
paso a un nuevo bloque de viviendas y bajos comerciales.
En el título de esta entrada incluyo la adjetivo
"entrañable" y seguro que habrá quien lo rechace por inapropiado.
Estoy plenamente de acuerdo. Actualmente su aspecto no es nada romántico y si
llama la atención, es precisamente por su aspecto abandonado. Pero en otro
época gozó de plena actividad.
Si retrocediésemos unas décadas volveríamos a ver
el comercio de ultramarinos de Vitín, haciendo esquina entre la calle Santa
María y la calle del Puente Nuevo. Un comercio que despedía olor a bacalao y a
galletas. Vitín, Víctor Rodríguez, sentado tras el largo mostrador dirigía y
daba órdenes a su mujer; Manuela. Él daba conversación a los clientes usando su
gracia habitual y ella despachaba sin apenas participar en la charla. En el
piso de arriba tenían la vivienda donde criaron a sus cuatro hijos.
En el
siguiente bajo comercial tenía
una carnicería Pepe, carnicería Pepe(a la hora de buscar nombres para los
establecimientos desde luego no se rompían la cabeza). Pepe era un “hombrón”,
un pequeño gigante para la época. Entre él y un ayudante traían una ternera
muerta colgada de una pértiga de madera desde el matadero, a pie por supuesto.
Era tan grande físicamente como buena persona.
Recuerdo el primer piso habitado por una familia,
la del Americano. El padre, camarero del Casino, falleció y en su vivienda se
hizo el velatorio, como era lo habitual entonces. Tenía un hijo que heredó el
apodo y añadió otro particular, Funi.
Hace años que no tengo noticias suyas. E el otro piso vivió la familia de Pepe
el Sillero. Sus padres y los tres hermanos.
Y la última era la casa de Domingo, Choman. Vivía
con sus padres y un hermano que era veterinario. Domingo murió joven,
atropellado por un camión frente al lugar donde está la estatua del
Vendimiador.A pesar de su juventud ya se había convertido en un un personaje popular de Cacabelos. Merecería una entrada exclusiva para él.
Ahora, al desaparecer también estas casas, aún
será más difícil conservar y trasmitir los recuerdos que se cobijaban en ellas.