Durante este fin de semana la calle Santa María también gozó de “un sabor especial” como Sevilla. Un sabor especial: el de la manzanilla, los vinos finos, los rebujitos, el pulpo, churros, buñuelos...; no sé si también habría pescaíto frito, pijotas o cazón en adobo. Y un sonido especial resonaba a lo largo de toda la calle, ¡las sevillanas!
Todo esto porque los hosteleros situados en dicha calle quisieron homenajear a la tradicional feria sevillana. Se pusieron manos a la obra. Ambientaron y decoraron con banderitas sus establecimientos y todo el recorrido. Prepararon las bebidas y los pinchos. Sacaron al exterior sillas y mesas. Lanzaron a los cuatro vientos el alegre sonido de las sevillanas. Y el numeroso público presente durante el viernes y el sábado puso el resto.
No fueron pocos los trajes de flamenca que pasearon rumbosas cacabelenses, grandes y chicas. También lució algún traje corto y sombrero de ala ancha, pero fueron los menos.
En fin, una fiesta casi por sorpresa que resultó muy agradable y exitosa. ¡Que cunda el ejemplo!