OTRO RAYO EN SAN BARTOLO
Por Antonio Esteban González
Es curioso, pero cierto: en muchas ocasiones los campos en
donde se juega al fútbol -y también
muchos equipos- llevaban aparejado el nombre de algún santo, es decir,
son patrocinados por ellos, tal vez para
que las derrotas no sean tan amargas o para encomendarse al santo de turno, si
no está muy ocupado, les eche una mano.
Hace bastantes años, por ejemplo, San Mamés reforzaba con su
intercesión a los leones de Bilbao y los leones ganaban siempre, o casi siempre
la copa. Llegaron otros tiempos y San Mamés dejó de ocuparse de los bilbaínos.
En Cacabelos teníamos a san Isidro y a san Bartolo. En el
San Isidro se foguearon muchos jugadores que después pasaron a la Unión y en el
Campo de San Bartolo se gestaron partidos memorables.
Aquí tenemos hoy al Rayo, un equipo de Cacabelos que jugaba
un domingo en el Campo de San Bartolo. Era el año de mil novecientos cincuenta
y ocho o mil novecientos cincuenta y nueve y posaban, en la foto, con el
árbitro -o entrenador- incluido.
Arriba, de izquierda a derecha; Sildo Quiroga, José Luis
Prada -el portero- Luís Gallego, Gelo Núñez, el marido de Berta, Lolo
“Villano”, Tito “Milán” y uno de los “Morraños”, aficionado al fútbol y, abajo,
Suso “Garabullo”, Pepiño, el “Melero”, Toño Quindós, Ricardo, el “Relojero”,
Lolo Luna y Gilé.
Un equipo, a tenor de lo que dicen quienes lo recuerdan, que
jugaba al fútbol como los propios ángeles, si es que los ángeles juegan al
fútbol y del que varios jugadores, años después, pasaron a la Unión.
Cincuenta y siete años
-o cincuenta y ocho- nos separan de un domingo histórico para estos
jugadores que, una tarde se vieron inmortalizados en una foto que ya es, como
todas las fotos que pasan por esta sección, nostalgia.