Estos días nuestro pueblo no produce ni protagoniza noticias de mayor interés, a no ser las consabidas refriegas de los grupos políticos municipales. Ya sabéis: tú eres esto y hacías esto...pues tú más y no hiciste aquello. En fin, nada nuevo bajo el sol.
Para la vida en el pueblo sigue, unos se han ido de vacaciones, otros están de nuevo entre nosotros disfrutando del pueblín, se ven caras nuevas y continúa la gran afluencia de peregrinos. Algunos paseamos (pasear aún es gratis) y recorremos calles y caminos sin un orden ni concierto.
Hace ya tiempo que en estos paseos me viene llamando la atención la cantidad de botellas y garrafas de plástico transparente llenas de agua y colocadas en las puertas y fachadas de muchas casas. Preguntas, entre curioso y divertido por el motivo de tal moda:
-Es una moda de las mujeres, antes ponían tiestos y ahora ponen esta bobada. Te contesta alguno casi dejándote con la palabra en la boca sin permitirte continuar con el tema.
No me parece nada convincente la respuesta. Otros van más allá:
-Non, home, non, esas botellas teñen unha auga especial e serven para defender a casa dos malos espíritos e os ladróns e as persoas aínda peors.
Bueno, bueno, aquí ya entramos en los terrenos pantanosos de las creencias y casi es mejor escapar de puntillas sin continuar indagando más. También los hay que son muy concretos y rápidos en contestar:
- ¿No ves que donde hay mas botellas es en la calle de Cimadevilla y por ella entran lo mayoría de los peregrinos?. Pues la buena gente de Cacabelos les deja agua para que beban la que quieran sin necesidad de pedir. Unos dejan dos botellas y otros llenan la fachada. La cantidad va en el gusto y en la generosidad de los dueños de la vivienda.
Este servicio del ¡sírvase usted mismo!¡tanta generosidad! a estas alturas de la vida no me convence nada. Aunque sí es cierto que es en esa calle donde se encuentra el mayor número de botellas ( a las fotografías me remito, están sacadas en la calle Cimadevilla).
Puedes pasar la mañana preguntado a unos y a otros. Las respuestas siguen siendo variadas y dispares. Unos argumentan más que otros, pero todos contestan.
-Nada, hombre, no hagas caso a las tonterías de la gente. Se ponen para asustar a los perros. Cuando se acercan a la pared o a la puerta para levantar la pata y dar rienda suelta a sus necesidades urinarias, se ven como monstruos reflejados en las botellas y escapan como del diablo. No hay más que eso.
- Pero, ¿no era bueno para eso el azufre en polvo? Mira que el diablo atufa a azufre, con un poco huirían hasta la Edrada. Intentaba yo inútilmente desarmar sus argumentos.
-Nada de nada, como las botellas nada. Y además es moderno y ecológico, como dicen ahora, no contaminas con sustancias raras y reciclas los envases. ¡Convéncete!
No es que quiera o no quiera convencerme de nada, pero...no sé yo, no sé yo. También era ecológica la bolsa de plástico colgada en la puerta para que no entraran moscas y...siguieron entrando.