Parte de los alumnos que ayer se despidieron del Instituo |
Ayer el Instituto dijo adiós a
los alumnos que finalizan este año el bachillerato. Fue, como siempre sucede, un adiós con el
corazón.
Parece un tópico, pero no lo es.
Decir adiós a los alumnos que terminan el bachillerato es muy emotivo. Los
profesores viven el momento con un doble sentimiento. Por una parte, sienten en
su fuero interno el orgullo de ver marchar una nueva promoción a la que han
dedicado el esfuerzo de varios años de enseñanza. Y por otra, cierta pena por todo lo que
significan las despedidas.
Los actos comenzaron a las ocho
de la tarde en el patio del centro escolar. Como señaló el director, Emilio de
la Calzada, fue quizá la despedida más “calurosa” que se ha dado: cuarenta
grados a la sombra.
Después del director se dirigió a
los ya casi exalumnos Xavier Cuyás en nombre de todos los profesores. En nombre
de los padres habló Dolores Sánchez.
Cada alumno fue obsequiado con
una flor, una orla y un diploma. La anécdota de la noche tuvo como protagonista
al tutor de 2º de Ciencias, Antonio López al recibir un verdadero jamón de
regalo. Regalo con un toque de humor para este profesor que no estará ya el
curso próximo en Cacabelos (aclaración
par los malpensados: el jamón iba acompañado de un rejol).
Antonio recibiendo el jamón regalo de sus alumnos |
Toda la comunidad educativa
participó en el pincho final celebrado en el mismo patio, donde la bebida fue
el producto más solicitado.