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Grupo de peregrinos del Instituo Kantauri de Santurce en el patio de Perejón |
Ya es tradicional que a partir de la Semana Santa el Camino de
Santiago comience a recobrar la actividad perdida durante el invierno. Durante
todo el mes de mayo fue aún más notorio el incremento del número de peregrinos
a su paso por Cacabelos. Número que crece de día en día. Desde las primeras
horas de la mañana recorren de punta a punta nuestro pueblo. Los más
madrugadores han pernoctado en Molinaseca o Ponferrada, se levantan antes que
el Sol ilumine la Cruz de Ferro y aprovechan las primeras horas del día para
caminar cómodamente por la fresca.
Se podría decir, emulando a los periodistas de ciclismo, que
una serpiente multicolor cubre gran parte del itinerario. Pero no sólo se llena de colorido, sino que
también se trata de una serpiente multicultural, multirracial y multinacional.
Son peregrinos de todas las edades, de variedad de razas(últimamente el aumento
más significativo ha sido el de los asiáticos) y de variedad de países o
comunidades en el caso de los españoles.
Este fin de semana pasado un pequeño grupo, entre
otros, eligió nuestro pueblo como fin
de etapa. Grupo que bien podría ser un ejemplo de lo dicho anteriormente: Dos
profesores(Katy y Sátur) encargados de diez alumnos(dos brasileñas, un chino,
un rumano, un mejicano y cinco nacionales) del Instituto Kantauri de
Santurce(Vizcaya). Una pequeña O.N.U.
caminando juntos hacia Santiago de Compostela.
La elección de Cacabelos como lugar de descanso no surgió
por casualidad. Ambos profesores ya habían realizado el Camino en otras
ocasiones y el buen sabor dejado por Cacabelos en sus recuerdos casi les obligó
a planificar así la etapa. A la hora de organizar este singular viaje de
estudios con sus alumnos no tuvieron duda alguna donde deberían pernoctar a su
paso por el Bierzo.
Llegado el momento de destacar algunos de los rasgos
observados de nuestro pueblo la opinión de los alumnos fue unánime. A todos les
había gustado mucho el Parque, la zona del río Cúa y el Albergue. Los profes
se decantaron más por las calles que recorre el Camino a su paso por la villa,
la gastronomía y una mención especial para el vino mencía.
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El grupo del Kantauri penetrando en el corazón de Cacabelos |
La crítica negativa, y pienso que cargados de razón, se la
llevaron algunas de las aberraciones urbanísticas de esas mismas calles y el
estado de abandono del ábside de la Iglesia de la Plaza por el exterior.
Sátur, el profesor, se preguntaba qué delito habría cometido
él con Cacabelos. Esta era la tercera ocasión que estaba aquí y, como en las
dos anteriores, la lluvia estaba presente. Casualidades de la vida, supongo.
Pero no te preocupes, Sátur, todo tiene su lado positivo. Cuando volvamos a
padecer otra época de sequía, te invitaremos a visitarnos de nuevo y así
conseguir que la naturaleza riegue nuestros campos. Y, por supuesto,
brindaremos con un buen mencía si el milagro se produce.
¡Buen Camino, amigos!