martes, 5 de junio de 2012

El Camino es una fiesta

Grupo de peregrinos del Instituo Kantauri de Santurce en el patio de Perejón

Ya es tradicional que a partir de la Semana Santa el Camino de Santiago comience a recobrar la actividad perdida durante el invierno. Durante todo el mes de mayo fue aún más notorio el incremento del número de peregrinos a su paso por Cacabelos. Número que crece de día en día. Desde las primeras horas de la mañana recorren de punta a punta nuestro pueblo. Los más madrugadores han pernoctado en Molinaseca o Ponferrada, se levantan antes que el Sol ilumine la Cruz de Ferro y aprovechan las primeras horas del día para caminar cómodamente por la fresca.
Se podría decir, emulando a los periodistas de ciclismo, que una serpiente multicolor cubre gran parte del itinerario.  Pero no sólo se llena de colorido, sino que también se trata de una serpiente multicultural, multirracial y multinacional. Son peregrinos de todas las edades, de variedad de razas(últimamente el aumento más significativo ha sido el de los asiáticos) y de variedad de países o comunidades en el caso de los españoles.
 
Este fin de semana pasado un pequeño grupo, entre otros,  eligió nuestro pueblo como fin de etapa. Grupo que bien podría ser un ejemplo de lo dicho anteriormente: Dos profesores(Katy y Sátur) encargados de diez alumnos(dos brasileñas, un chino, un rumano, un mejicano y cinco nacionales) del Instituto Kantauri de Santurce(Vizcaya).  Una pequeña O.N.U. caminando juntos hacia Santiago de Compostela.
La elección de Cacabelos como lugar de descanso no surgió por casualidad. Ambos profesores ya habían realizado el Camino en otras ocasiones y el buen sabor dejado por Cacabelos en sus recuerdos casi les obligó a planificar así la etapa. A la hora de organizar este singular viaje de estudios con sus alumnos no tuvieron duda alguna donde deberían pernoctar a su paso por el Bierzo.
Llegado el momento de destacar algunos de los rasgos observados de nuestro pueblo la opinión de los alumnos fue unánime. A todos les había gustado mucho el Parque, la zona del río Cúa y el Albergue. Los profes se decantaron más por las calles que recorre el Camino a su paso por la villa, la gastronomía y una mención especial para el vino mencía.
El grupo del Kantauri penetrando en el corazón de Cacabelos
 
La crítica negativa, y pienso que cargados de razón, se la llevaron algunas de las aberraciones urbanísticas de esas mismas calles y el estado de abandono del ábside de la Iglesia de la Plaza por el exterior.
Sátur, el profesor, se preguntaba qué delito habría cometido él con Cacabelos. Esta era la tercera ocasión que estaba aquí y, como en las dos anteriores, la lluvia estaba presente. Casualidades de la vida, supongo. Pero no te preocupes, Sátur, todo tiene su lado positivo. Cuando volvamos a padecer otra época de sequía, te invitaremos a visitarnos de nuevo y así conseguir que la naturaleza riegue nuestros campos. Y, por supuesto, brindaremos con un buen mencía si el milagro se produce.
¡Buen Camino, amigos!

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