Mero delante de la fonda Casa Peña, hoy El Molino |
MERO, EL CARTERO
Por Antonio Esteban González
Yo no sé si Mero
- Merin, el cartero- sabía, de memoria, las estaciones que
había entre la Granja de San Rafael -por ejemplo- y Segovia o si Oza de los Ríos era la
última -o la penúltima estación- antes de llegar a La Coruña o si conocía los
partidos judiciales de la provincia de Lugo, como era obligatorio en toda
oposición a carterías, aunque yo creo que lo de las estaciones era obligatorio
para los "ambulantes" ,es decir, para aquellos carteros que ejercían
su profesión en los
"trenes-correo".
Los carteros de los pueblos pequeños, eso sí ,tenían que
conocer las calles de la villa -Calle de
la Cuatropea o Calle de la Peña- y a los
vecinos y sus motes y, como en la película de Jack Nicholson, siempre llamaban
dos veces antes de devolver una carta.
Mero no fue un cartero clásico de gorrilla y uniforme, claro
que tampoco lo necesitaba. Tampoco, por Navidad, dejaba, entre la correspondencia
que repartía, un tarjetón felicitando
las Pascuas o sea, la Navidad.
Mero no necesitaba
tarjetones para que el vecindario tuviera una atención con él.
Y, lo que son las cosas, ni
José ni Aníbal ni Juan ni Leandro, sus hermanos se dedicaron al noble
arte de repartir correspondencia , aunque Leandro, que casaría en Toral,
emparentó con Epifanio Martínez, cartero de Toral ya que Chonita, hija de
Leandro, matrimonió con Jaime, hijo de Epifanio y este, Jaime, durante
algún tiempo, fue cartero de Cosmos y,
cada día bajaba en bicicleta a la Estación para recoger la correspondencia
dirigida a la cementera.
Hoy, a pesar de que los cartas suelen ser repartidas por
carteros uniformados en motocicleta, los más
viejos del lugar echamos de menos a carteros como Mero y por eso, en su
honor y porque esta semana llegamos a nuestro artículo número trescientos le
dedico unos versos:
Despachaba diligente
una carta de Palencia
y otra de Carcagente
que es un pueblo de
Valencia,
Alguien espera una
carta
que llega certificada
de una novia que
está harta
porque la tiene
olvidada
Juan, el novio. (Ella
es Marta).
Y Mero, que es el
cartero
con prontitud la
reparte.
Recordamos hoy a Mero
cartero con mucho
arte.
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