El Cúa durante este último fin de semana |
Entiendo que más de uno se preguntará por el vínculo de
nuestro río y el popular almanaque. Así, a bote pronto, ninguna parece tener,
pero si ahondamos un poco alguna podremos encontrar.
Todos vivmos estos meses pasados muy preocupados por la
sequía. Ni los más viejos del lugar, como suele decirse habitualmente,
recordaban haber visto el río Cúa con unos niveles tan bajos. Día tras día los
cacabelenses se acercaban al puente y al parque para desde allí controlar
personalmente su cauce(la visita al río es, por tradición, casi una obligación
diaria entre nosotros).
Por fin, gracias a las ansiadas lluvias que llegaron
finalmente durante el pasado mes de
abril, acompañadas de nieve en las montañas, y a su prolongación también en estos primeros días de mayo,
hemos podido comprobar como el nivel de las aguas ha ido subiendo y éstas han
acelerado el ritmo de bajada. ¡El Cúa se mueve!
Respiramos tranquilos, tendremos agua. También las noticias
que llegan del Pantano de Bárcena son buenas. El embalse berciano ha pasado de
estar al 32% de su capacidad al 45%, y subiendo. Pero lejos del 80% de media que
presentaba durante estos diez últimos años en estas mismas fechas.
Este sinvivir durante tantos meses de sequía nos lo
podrían haber evitado los flamantes servicios meteorológicos. Cuando Estado,
Autonomías y demás administraciones
disponen y presumen de sus sofisticadas agencias para predecir el tiempo,
resulta que han sido incapaces de tranquilizarnos informándonos previamente que
llovería en abril y mayo. Ineptitud demostrada.
Un humilde almanaque, El Calendario Zaragozano,
pronosticó acertadamente y con varios meses de anticipación la llegada de las
lluvias y su localización. Y es que ese pequeño librito comenzó a editarse ya
en 1840 , además de informar de las ferias, mercados y santoral, para mojarse pronosticando el tiempo a un año vista.
No cesan de llegarnos noticias referidas a la necesidad de
acometer una remodelación de las estructuras del Estado ante las exigencias de
austeridad y una mayor eficacia. Este último fin de semana el Gobierno
anunciaba la recuperación de competencias de la política de aguas que había
cedido previamente a las Comunidades Autónomas.
¡Ya tiene otra! Aunque no se trataría de recuperar, sino de
suprimir todos los servicios meteorológicos del Estado y de las Comunidades y
posteriormente nombrar al Calendario
Zaragozano como Boletín Oficial Meteorológico Nacional.
El ahorro desde luego estaría asegurado. La eficacia estaría
por demostrar, pero eso ya interesa menos a los políticos. Pasado el tiempo y demostrada su ineficacia se crearían otras
agencias u otros departamentos para tal fin. Y aquí paz y después gloria.
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