jueves, 26 de septiembre de 2019

Un albergue cinco estrellas para los peregrinos en Cacabelos

El albergue municipal se encuentra adosado al Santuario de las Angustias



Cacabelos puede presumir de tener uno de los albergues más singulares del Camino de Santiago: un albergue cinco estrellas.

Las estrellas -no es este el caso- que podría ostentar en la entrada no tendrían nada que ver con las que indican el mayor o menor lujo de los establecimientos de hostelería. Éstas resumirían las singularidades de las que el albergue municipal puede presumir.

El boca a boca funciona y consigue que un elevado número de peregrinos descansen en Cacabelos gracias a los consejos de otros que les han informado de las bondades del albergue. Y no solamente eso, sino que muchos repiten Camino y repiten estancia en él. Por algo será.  Y otros, que también los hay, que regresan con una caja de bombones en las manos para agradecer la cortesía dispensada en anteriores ocasiones.

Ana Vila y Yolanda Neira reciben con una sonrisa a los peregrinos


Y ya tendríamos la primera estrella que merecen las cuatro hospitaleras o albergueras en su afán  por hacer al visitante la estancia lo más agradable posible: Yolanda Neira, Ana Vila, Beatriz González y Emilia Pintor, a las que se ha sumado Susana Carballo y Vitoria Jiménez, lo consiguen. Y eso que a veces no es fácil atender alguna demanda o favor. Incluso en ocasiones ofician deben estar dispuestas a escuchar las confesiones de quienes hacen por uno u otro motivo la peregrinación a Santiago. 

Ana Vila inscibiendo a un nuevo peregrino
-Es un trabajo muy gratificante, me cuenta Ana mientras toma los datos de un nuevo huésped, porque hay un trato muy humano. Cada peregrino viene con su historia. Antes era más religiosa y espiritual. Hay más motivos. Sirve para desconectar y atenderse a uno mismo.

Me encanta escucharlos, todos me dicen que en el Camino pasan cosas mágicas.

Cambia el turno y es Yolanda quien toma el mando del ordenador para seguir inscribiendo peregrinos, una mayoría extranjeros: italianos, holandeses, estadounidenses, belgas…Se desespera con la lentitud que lleva en esos momentos el programa del Ministerio del Interior, donde debe volcar los datos de identidad de cada persona.

Simultaneamente orienta a otros que se interesan por un buen lugar para comer pulpo, suministra algodón a una peregrina con una herida en un pie, se encarga de recoger bolsas de ropa usada para la lavadora, explica sobre un plano los lugares más destacados de Cacabelos…Apenas tiene un minuto para posar en la foto con Ana.

El barcelonés Miguel "tomando" posesión de su apartamento

Miguel es uno de los pocos españoles que se ha quedado a dormir aquí, es de Barcelona: 

-Me lo dijeron unos amigos: “para en Cacabelos que hay un albergue muy especial, diferente a todos los demás”. Y ya veo que es verdad

Le explico que hasta hace unas décadas se utilizaba para los puestos de venta mantas de los artesanos del Val de San Lorenzo en las Ferias de San Miguel que apunto están de celebrarse. Durante el resto del año guardaba herramientas y aperos agrícolas, incluso sirvió en alguna época de secadero de tabaco.

La tranquilidad de este albergue, abrazando el contorno del Santuario de las Angustias, bien merece otra estrella.

El peregrino no pide lujos, pero necesita al final de cada etapa una cama cómoda, servicios, una ducha con agua caliente, posibilidad de lavar la ropa o las botas, tomar un café…todo eso se lo proporciona el albergue de Cacabelos con un espacio añadido para confraternizar con los otros peregrinos y -algo que es muy importante y muy valorado- con las habitaciones de dos camas, no es el clásico albergue de filas de literas en una misma habitación. Aquí la intimidad está asegurada.

-Cada habitación tiene dos camas y se cambia cada día la funda del colchón. Está abierto hasta las 11 de la noche. A partir de esa hora se hace el silencio, ni siquiera ponemos ya la lavadora para no molestar, me confía Yolanda cuando informa a un peregrino que ella misma le dejará la bolsa con su ropa limpia en la habitación.

Los peregrinos madrugan muchísimo. En verano a las 4 o 5 de la mañana están la mayoría en pies. En este tiempo (hablamos ya casi a finales de septiembre) un poco más tarde, pero antes de las ocho están todos fuera.

Ya tenemos la tercera estrella que se merece el albergue por las instalaciones tan bien cuidadas y dispuestas para el disfrute de los caminantes. 

La cuarta estrella bien podría otorgársele por su situación al pie mismo del Camino Francés. El peregrino no necesita desviarse de la ruta. Por la mañana directamente se encaminará a Villafranca del Bierzo para iniciar la 27ª etapa.

Y la estrella número cinco se la merece por su ubicación en Cacabelos, un pueblo vinculado desde hace siglos al Camino y a la misma Compostela -a su Archidiócesis- hasta 1890 cuando pasó a depender del Obispado de Astorga. 


Hoy, más que nunca, la hostelería y el comercio de Cacabelos completan los servicios ofreciendo toda una gama de posibilidades gastronómicas, de hospedaje y de mercaderías a los peregrinos para que se lleven un buen recuerdo de nuestro pueblo.



Este imagen actual corresponde a la antigua de abajo en un día de la Feria de San Miguel por los años 70 del siglo passadp


Algunos peregrinos prefieren lavar a mano en las piletas del albergue y secan la ropa al sol

Uno de los rincones del albergue con el nogal al fondo

Protegidos del sol o la lluvia, bajo la carpa se hacen muchas tertulias de peregrinos

El calzado es "la herramienta" más importante del peregrino. Botas y zapatillas se orearán durante la noche

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