miércoles, 21 de febrero de 2024

Imágenes y recuerdos de Cacabelos (DXXXI)


 

Luciana, o sea, Luchy

Por Antonio Esteban

No siempre, después de la primera Comunión, llega la segunda o la tercera o la cuarta. A veces solamente hay una primera porque después, tal vez por comodidad, los buenos deseos se olvidan y la primera comunión se convierte, como mucho, en un recuerdo más o menos feliz. El mío no fue un recuerdo feliz, por culpa mía, desde luego. Me daba vergüenza ir vestido de blanco, con traje y pajarita, como si se tratase de un camarero ejerciendo su oficio y, para no parecer un camarero metí las manos en la tierra de la cuneta y, luego en los bolsillos del pantalón. Me gané unos zapatillazos y la reconvención de Silvino Yebra, el sastre a quien muchos llamaban don Selvino… Me quitaron el pantalón, lo lavaron y las cinco de la tarde ya estaba enfundado de nuevo en él, Fuimos a casa de doña Juana y de su marido don Jacobo, el director de la Fábrica de Cementos “Bergidum” y allí n nos invitaron a fresas con vino y azúcar hasta hartarnos y que no olvidásemos  que don Jacobo, que era alemán, nos había regalado a cada uno de los dos hermanos un billete de cien pesetas. El billete pasó a la cartera de mi padre o al bolso de mi madre, no sé. en donde durmieron el sueño de los justos.

En la foto de esta semana podemos ver a Luciana, o sea, Luchy, hija de Miguel de Paz, vestida de novia, de primera comunión con un ramo de lo que parecían ser margaritas… Seguramente, para ella fue un día feliz, a la espera de otras muchas comuniones que, sin duda, llegaron.

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