El cortejo fúnebre partió de la Plaza Mayor |
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Hubo de todo en el entierro de la sardina: muestras de inmenso dolor con desgarradores lamentos por su muerte y retumbantes fuegos artificiales en la despedida tras pasar frente a la playa fluvial flotando sobre las aguas del Cúa.
El cortejo había comenzado antes frente al Ayuntamiento. Introducida en el coche funerario para su último viaje, recorrió las calles de Cacabelos seguida por decenas de plañideros y plañideras mostrando hipócritamente el dolor por el óbito. Una vez entregada a la voluntad del río, la muchedumbre aplaudió con una especie de gozo por el adiós definitivo y ansia por las sardinas que esperaban asadas en la Plaza Mayor.
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