miércoles, 9 de agosto de 2023

Imágenes y recuerdos de Cacabelos (DXVII)

 


LA NUEVA VIDA DE PEDRO

Por Antonio Esteban

Como Pedro era viudo y  había sido feliz en su matrimonio, al fallecer su esposa y tras un periodo prudencial de tiempo durante el que guardó luto  -corbata negra y un brazalete de crespón en el brazo izquierdo-   se dijo a sí mismo que tenía que volver a casarse porque decía la Santa Madre Iglesia textualmente: “No conviene  que el hombre esté solo” y  Pedro respetuoso con los  mandatos  de la  Iglesia decidió pedir  matrimonio a Josefa, la “Castilla”, que era una buena  mujer que siempre le había gustado y, de nuevo, tras un  corto espacio de tiempo en el que llevó con prudencia su noviazgo ya que  no quería prisas  en cosas serias, se unió con el sagrado vínculo del matrimonio  -como se decía entonces-  con la “Castilla”. Y todos contentos y felices e inició   una nueva vida.  Aquí debo poner punto y final al texto  con aquel dicho que dice  -valga la redundancia-  “Y fueron felices y comieron perdices y a mí no me dieron porque no quisieron”.

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