Cuatro amigos o...algo así
Por Antonio Esteban
Pues, sí. Eran cuatro amigos, ya que, si no lo fueran, no estarían juntos ni se hubiesen fotografiado, también juntos y ellos no apoyarían una de sus manos sobre el hombro de las mozas que, eso, quiere decir algo o decir mucho . Por eso digo que eran amigos o, yendo un poco más lejos, novios. Aprovecharon los cuatro la fiesta de Quilós y, al regreso, fotografiarse. Y bailaron uno de aquellos pasodobles que solían tocar las orquestinas que venían de Galicia, a veces desafinadas, pero que animaban las fiestas. Por ejemplo, "Francisco Alegre y olé, Francisco Alegre y olá” y que después, en casa, ellas cantaban cuando sonaban en Radio Andorra. “En los carteles han puesto un nombre que no lo puedo mirar: Francisco Alegre y olé, Francisco Alegre y olá. Ay, ay, ay, ay. Desde la arena me dice: “Niña morena, ¿por qué me lloras, carita de emperaora?. Dame tu risa, mujer que soy torero andaluz y llevo en el cuello la cruz de Jesús que me diste tú”. Era un pasodoble que animaba a la pareja, si es que no estaban lo suficientemente animada, a arrimarse y, si se podía, a robarse un beso, aunque después, ellas, las mozas, acudieran al confesonario de don Antonio o de otro cura cualquiera para que las tranquilizase con unas palabras como estas, más o menos: “Mira: besos y abrazos no hacen muchachos, pero tocan a vísperas”. Ellos, no, Ellos eran muy hombres y presumían ante sus amigos de un beso robado. Así que esta es una foto en la que se ve a Ramón, el andaluz y a la que sería su mujer, Tina y a Bernardo, llamado el “Danza” y a Tilde, su novia. Es una foto nostálgica que es como le gusta llamarlas a este escribidor: -como decía Antonio Pereira- escribidor. Foto nostálgica que nos recuerda que estos mozos también forman parte de la historia de Cacabelos.
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