Una broma de muy mal gusto y además cara para los afectados. Ayer los bancos de la plaza Carpal fueron impregnados con un pegamento muy fuerte con el fin de sorprender a los desprevenidos ciudadanos que se sentasen allí.
De hecho, según muestra la fotografía, uno de los “cazados”, no pudo despegar la prenda de abrigo que llevaba y decidió abandonarla. Los papeles blancos fueron colocados por una vecina con el fin de señalizar la faena y prevenir a nuevos usuarios.
Da la circunstancia que en ese lugar suelen jugar niños de corta edad que esperan para entrar a clase de inglés, ayer –afortunadamente- ninguno hizo uso del banco.
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